Belén Vargas solicitó trabajo en supermercados, empresas de limpieza y tiendas de ropa, pero su nula experiencia y falta de estudios pesaron más que sus ganas de entrar en el mundo laboral y siempre la rechazaron. Tiene 25 años, está casada y es madre de una niña de cinco años por la que ella y su marido, también en paro, luchan por darle el mejor futuro posible desde su vivienda de Tudela Veguín. La pareja está más cerca de conseguirlo desde que Belén fue elegida para participar en el programa "Aprender trabajando" que organiza la Fundación Secretariado Gitano con el objetivo de formar a jóvenes calés desempleados y con dificultades sociales, para finalmente brindarles la oportunidad de hacer prácticas durante cinco meses.

La coordinadora local de la Fundación Secretariado Gitano, Eva Rodríguez, explicó ayer los detalles de la iniciativa -pionera en Asturias- y en la que hay veinte chicos menores de treinta años procedentes de Oviedo, Gijón y Avilés. En concreto, seis de ellos son carbayones y acudieron a la presentación del proyecto durante la jornada de puertas abiertas de la fundación, con sede en la calle Llano Ponte. Así, Belén contó su experiencia junto a sus compañeros: Lorena Ramírez, Georgeta Radú, Eleazar Jiménez, Eleazar Romero, Maikel Salguero y Belén Vargas.

De las veinte personas seleccionadas, sólo dieciséis harán prácticas en las empresas que colaboran con "Aprender trabajando". Se trata de la cadena de supermercados Alcampo, las tiendas del hogar Conforama, y los establecimientos de bricolaje y construcción Brico Depôt.

"El proceso de selección es duro y el nivel está muy alto, pero espero ser uno de los afortunados que haga las prácticas y con suerte pueda quedarse". Eleazar Jiménez, de 20 años, ha acabado la Educación Secundaria Obligatoria, está casado y es el único que tiene algo de experiencia laboral previa en una tienda de ropa.

Lorena también terminó la ESO y al igual que los demás aprobó la primera fase de selección en la que tuvo que demostrar sus conocimientos de matemáticas, su nivel de informática y su s capacidades sociales. Ahora recibe clase para completar la formación, entrar en el mundo laboral y "romper clichés y barreras culturales". Su compañera Belén lo explica. Ella estudió hasta tercero de la ESO porque sus padres no querían que continuara. "Son muy tradicionales y aunque están orgullosos de que yo pueda entrar a trabajar, me gustaría estudiar más. Lo intentaré sacando tiempo de aquí y de allá".

Georgeta, Maikel y Eleazar Romero están algo nerviosos ante la posibilidad de tener su primer trabajo, aunque Georgeta, de 21 años y madre de una niña de dos años, tiene claro que de no conseguir las prácticas luchará por hacerse educadora o asistente social. "La vida es muy larga".