El sábado 6 de octubre de 1934, poco después de las ocho de la tarde, el presidente del gobierno catalán, Lluís Companys, proclamaba desde el balcón del Palau de la Generalitat "el Estado Catalán de la República Federal española". Y lo hacía paralelamente a la revolución obrera de Asturias.

De esto habló ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Jesús Lainz, jurista y autor de varios libros, dedicados fundamentalmente al problema separatista de España, en su conferencia titulada "Octubre de 1934: la rebelión separatista de la Generalitat".

Tomás González, secretario del colectivo filosófico "Nódulo materialista", de la escuela del filósofo fallecido Gustavo Bueno, comentó a modo de introducción que, "hay similitudes entre lo que pasó en Cataluña en 1934 con lo que está pasando ahora".

Volviendo al conferenciante, éste es el prologuista de la última edición del libro escrito por Enrique de Angulo, "Diez horas de Estat Català", y por eso justificó ayer su presencia. La obra se trata de un largo reportaje en el que Enrique Angulo describe los sucesos que tuvieron lugar tras la proclamación por Lluís Companys del Estado catalán. Angulo era entonces corresponsal en Barcelona del diario católico "El Debate".

"Fue entonces cuando Companys y la Generalitat se cargaron el Estado de derecho. El caos y la revolución estaban servidos. Con su actuación violó la Constitución", afirmó Lainz, tras dibujar la Cataluña de la época, "en la que las amenazas, incluso con pistolas, eran lo habitual a la hora de ir a votar". Una situación incomprensible, a juicio del filósofo Tomás González, "pese a la cual en la España actual se legitima el golpe de Estado del 34, mientras que el del 36 lo consideran inaceptable desde cualquier punto de vista".