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El modo de ser mejor persona a través del voluntariado

Las actividades en favor de los demás se entienden como un estilo de vida l Acompañar se sitúa por encima de ayudar

El modo de ser mejor persona a través del voluntariado

Recientemente participé en encuentro de voluntarios. Todos ellos eran personas que se reunieron para poner en común su trabajo en distintas entidades, para practicar y aprender nuevas estrategias de intervención. Uno de los participantes comentó que en ocasiones el voluntariado se entiende como "aquello que hace una persona, porque tiene que llenar su tiempo libre".

Ser voluntario es mucho más que ocupar el tiempo. Un voluntario es aquella persona que se compromete libremente con una asociación y trabaja de forma altruista a favor de un proyecto común. Ese compromiso debe salir de cada persona como una necesidad de invertir su tiempo, sus capacidades y su energía en mejorar las cosas y reducir las desigualdades.

El voluntariado solo se entiende dentro de un estilo de vida que aporta un crecimiento personal único, aportar tu tiempo a mejorar las cosas tiene un efecto boomerang: los buenos resultados hacen que el tiempo y trabajo invertido merezcan la pena y animan a seguir trabajando en nuevos objetivos.

¿Qué actitudes y cualidades se precisan para hacer voluntariado? Al preguntar a personas voluntarias que trabajan en organizaciones a favor de las personas, las respuestas fueron: tener motivación e ilusión. Ser humilde, huyendo del asistencialismo y adoptando una postura de acompañamiento más que de ayuda.

Respetar las circunstancias de cada persona, sabiendo que nadie está por encima de nadie. Saber escuchar, tener empatía y no juzgar. Creer en las personas, apoyarlas y empoderarlas para ayudarlas a mejorar su situación. Trabajar en equipo y colaborar con un proyecto común, siendo resolutivos y eficaces.

No es sólo ocupar el tiempo libre, en el trabajo del voluntariado subyace una necesidad de eliminar las desigualdades, pero sobre todo y ante todo supone tener fe en el ser humano. Como decía Gómez Caffarena, "creer en el hombre es, sobre todo, una convicción compleja acerca de la bondad fundamental del ser humano, de la prevalencia de su orientación a la solidaridad por encima de otras tendencias".

Las personas voluntarias no son personas que llenan su tiempo libre. Son personas que invierten su tiempo en proyectos que merecen la pena. Saben que gracias a su tiempo, alguien podrá sentirse acompañado y hablar con calma de lo que le sucede.

Gracias a su tiempo alguien podrá comer el día de hoy o dormir caliente esta noche. Gracias a ese tiempo, las personas que se enfrentan a alguna dificultad recuperarán la confianza en el ser humano, sabrán que las cosas pueden mejorar y descubrirán que merece la pena sumar esfuerzos para lograrlo.

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