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De la farola isabelina al palé

Pese al reparo de los técnicos por alejarse del "modelo Oviedo", Urbanismo apoya un mobiliario "humano" y "flexible" en el Vasco

Bancos en Palacio Valdés, un ejemplo de buenas prácticas para el concejal de Urbanismo. LUISMA MURIAS

Los informes técnicos que daban luz verde, esta semana, al nuevo plan para la parcela del Vasco, el proyecto Gran Bulevar, ponían en duda la conveniencia de los elementos propuestos para la gran plaza pública que creará el complejo, al no respetar "un criterio de homogeneidad con el resto del mobiliario urbano de la ciudad". Sin embargo, el tripartito sí está de acuerdo en superar el llamado "modelo Oviedo" y sustituir las farolas isabelinas y los maceteros de hierro forjado por un mobiliario "mas dinámico, humano y con más posibilidades".

El concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, así se lo trasladó al conglomerado empresarial que está detrás del proyecto del Vasco y ellos "plasmaron esas nuevas ideas en unos bocetos de zonas verdes con espacios de bancos polifuncionales", detalla el edil de Somos.

Para Fernández del Páramo no hay, en todo caso, un problema con los informes técnicos, pues los funcionarios, subraya, simplemente interpretan que "no es homogéneo con el resto de la ciudad y que tendrá que cumplir los parámetros de altura y demás establecidos por la normativa regional".

Pero eso no quita que en la cabeza del concejal exista un nuevo modelo Oviedo. A la hora de repensar el mobiliario urbano, cuenta, la intención es "generar espacios públicos más interesantes, más humanizados, espacios en los que sucedan cosas, que inviten a la gente a hacer actividades colectivas, más allá de simples elementos circunstanciales o esos bancos de madera con respaldo, para dos personas, a veces puestos uno a espaldas del otro".

Fernández del Páramo cita ejemplos de ciudades que ya han cambiado a otro tipo de materiales, como la madera, elementos muchas veces móviles para adaptarse a distintos usos. Él se ha fijado, entre otros, en Lisboa, Amsterdam, Johannesburgo, la plaza de la Cebada en Madrid, la zona de Templehof en Berlín o en unos bancos que los ciudadanos pueden desplazar a su gusto en La Coruña.

Por último, cuestiona que la ciudad tenga que tener una homogeneidad, porque, afirma, "cada barrio tiene su identidad y puede tener distintas necesidades". Oviedo ya tiene, en realidad, algo de eso, explica, y pone como ejemplo los bancos de Palacio Valdés, orientados más al grupo, más ligeros y modernos.

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