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La Catedral recurre a técnicas de vanguardia en su próxima obra

La rehabilitación de la fachada de la Corrada del Obispo usará una sofisticada técnica con nanopartículas cerámicas

La fachada de la Catedral que da a la Corrada del Obispo, ayer por la noche. LUISMA MURIAS

En sus próximas obras de conservación, la Catedral recurrirá a sofisticadas técnicas para repeler la humedad y reintegrar la piedra desprendida. El proyecto ya está redactado y el Cabildo ya ha solicitado la licencia de obra ante el Ayuntamiento de Oviedo que, por efectuarse en un monumento BIC (Bien de Interés Cultural), debe remitirlo al Consejo de Patrimonio del Principado. En cuestión de semanas, a más tardar en el mes de febrero, esperan echar a andar la rehabilitación.

El arquitecto Jorge Hevia, uno de los autores del plan director de la Catedral de San Salvador, ha redactado un proyecto con un plazo de ejecución de tres meses y que recurrirá a técnicas como la aplicación de nanopartículas de óxido cerámico para repeler las humedades y prótesis para mantener cohesionada la piedra de los sillares.

Esos son, según Hevia, los problemas a atajar en ese muro, en el que desde hace un par de años se han producido desprendimientos más o menos importantes de elementos pétreos.

El pasado mes de septiembre, y previendo el efecto de las vibraciones sonoras de los conciertos de San Mateo en las proximidades, el Cabildo realizó una intervención de urgencia, retirando todos los elementos en riesgo. Ahora se propone atajar el problema y sanear la piedra de la fachada.

Esa zona de la Catedral, según explica el arquitecto, ha sido construido con piedra de la Granda, más endeble que la de Laspra a la que se recurrió en otras partes de la construcción. El daño es mayor en las zonas donde se acumula el agua de lluvia, tales como las líneas de imposta, la cornisa y los balcones. En septiembre, desde una plataforma elevadora, un operario retiró los fragmentos más inestables de la fachada. Ahora, se llevará a cabo una revisión más metódica, con un andamiaje desde el que se realizará también la rehabilitación.

"En las zonas fisuradas, que aún pueden aguantar, se realizarán una especie de cosidos de varilla enroscada de acero inoxidable. Es un trabajo como de odontólogo y consiste en colocar una prótesis, para sujetar la piedra que tiene fisuras pero no está suelta ni corre riesgo inminente de caer", explica Jorge Hevia. En los sillares que presenten una "degradación superficial" se llevará a cabo un "relabrado fino" y se repondrá el material perdido irremediablemente con "mortero de restauración entonado".

Lo más singular es la técnica que se aplicará para repeler el agua en la superficie, con nanopartículas de óxidos cerámicos. "Consigue que la piedra rechace el agua, pero permitiéndola transpirar", explica el autor del proyecto.

Jorge Hevia explica que cuando los capilares de la piedra tienen un diámetro muy grande el agua entra en ellos, se estanca en su interior y desintegran los sillares. Depositando las nanopartículas de óxidos cerámicos en su interior se estrechan, "rechazan el agua y queda perlada" en el exterior.

Subraya que lo fundamental en la rehabilitación de la fachada de la Catedral que da a la Corrada del Obispo es "evitar que el agua se deposite en concavidades deterioradas y conseguir que salga y no lave la piedra".

Previamente a cualquier tratamiento, un equipo de petrólogos realizará un estricto control de calidad.

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