Cuando Joaquín Salazar se asomó a la ventana de su piso de Otero pensaba que había ocurrido una desgracia. Ruido de ambulancias, dos camiones de los bomberos de Oviedo, una ambulancia de Protección Civil y la calle que da entrada al barrio desde la rotonda de San Lázaro cortada por la Policía Local. Mala pinta. El hombre se vistió a toda prisa y bajó a la calle, donde ya había bastantes personas arremolinadas en torno a zona acordonada por los servicios de emergencia. "¿Pero qué es lo que pasa?", preguntó nervioso. "No se preocupe señor, se trata de un simulacro", le respondió uno de los agentes municipales para tranquilizarlo.

Una vez más calmado, Joaquín Salazar ya se enteró de que todo el despliegue formaba parte de un ejercicio de rescate de los muchos que organiza la empresa Energías de Portugal (EDP) en las comunidades autónomas en las que presta servicio. El principal protagonista del simulacro fue un trabajador de la propia compañía que fingió haber sufrido una caída al acceder al centro de transformación subterráneo que está situado en la acera de la calle Otero. El hombre actuó como si hubiese resbalado al bajar por las empinadas escaleras e hizo que tenía una pierna rota y un fuerte golpe en la cabeza.

Tras recibir una llamada del compañero del trabajador herido, los servicios del 112 avisaron al resto de servicios de emergencia. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron efectivos de los diferentes cuerpos con todo lo necesario para el rescate. Los bomberos, con la polea de su camión multisocorro, sacaron al herido del subsuelo después de haberlo inmovilizado correctamente. Después fueron los miembros de Protección Civil de Oviedo los que llevaron al herido al hospital. En el simulacro estuvo el concejal de Seguridad Ciudadana. "Se trata de un ejercicio que organiza la empresa, pero nosotros participamos porque siempre es bueno estar preparados", destacó el edil.