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Cambio de placas

Rafael Gallego Sainz lucha por su nombre de pila

Vecinos y comerciantes de la calle rechazan que pase a ser Aurora de Albornoz y abogan por Rafael Alberti, "que tiene más prestigio"

Rafael Gallego Sainz lucha por su nombre de pila

Aída Sánchez tiene 27 años y ni pajolera idea de quien era Rafael Gallego Sainz. No sabe que el militar abulense fue el que conquistó el Naranco en 1936 para las tropas franquistas y que rompió el cerco al que estaba sometido Oviedo por parte de las fuerzas republicanas. Pero todo eso le da igual, Rafael Gallego Sainz es el nombre de la calle en la que trabaja desde hace tiempo y no le gusta un pelo que el Ayuntamiento haya decidido cambiar su denominación para llamarla Aurora de Albornoz, aplicando así la Ley de Memoria Histórica y con la intención de poner en valor la figura de la escritora y poetisa de Luarca que dedicó gran parte de su obra a la Guerra Civil. "Yo nunca he pensado en política ni en Franco al referirme a la calle Rafael Gallego Sainz. Lo único que han hecho desde el Ayuntamiento con estos cambios es generar más polémica y causar problemas", asegura la joven.

Y es que la gran mayoría de los vecinos y comerciantes de esta calle de Vallobín no están de acuerdo con el cambio y llevan tiempo movilizándose para evitar que la vía reciba el nombre de Aurora de Albornoz, sobrina de Álvaro de Albornoz -un líder republicano- y de Severo Ochoa de Albornoz, Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Los propietarios de los negocios y los residentes saben que lo tienen crudo para impedir que Rafael Gallego Sainz desaparezca del callejero ovetense, pero han recogido firmas y presentado escritos en el Ayuntamiento planteando una alternativa: llamar a la calle Rafael Alberti, un literato "más conocido" y que comparte nombre de pila con el militar que ha sido retirado a la reserva. "Hubiera sido mucho mejor haber dejado las cosas como estaban, pero consideramos que Rafael Alberti le da más prestigio a la calle y que además es más fácil de recordar para la gente mayor", explica Aída Sánchez.

Margarita González es una de las vecinas que lidera la pelea para conseguir que las placas lleven el nombre de Rafael Alberti, aunque cuenta con el apoyo de la gran mayoría de comerciantes y hosteleros de la zona, así como con nueve comunidades de vecinos que la apoyan. "Lo he comprobado yo misma, en ninguna biblioteca hay ni un solo libro de poemas de Aurora de Albornoz. Además su nombre resulta hasta difícil de pronunciar y el cambio no nos gusta a ninguno de los que vivimos aquí", afirma.

En eso está de acuerdo Andrés Suárez, propietario de una joyería en la calle. "La verdad es que el nombre no es nada atractivo. Ya que el cambio es inevitable preferimos que se llame Rafael Alberti, un nombre que guarda similitud con el anterior y que al menos minimizaría el daño que todo esto nos está haciendo a los que tenemos negocios". No en vano, la modificación de las calles alusivas al franquismo obliga a los comerciantes a cambiar todo su merchandising y aquellos productos que tienen personalizados con la dirección que ahora ha pasado a la historia. "Acabo de hacer mil bolsas con el nombre de Rafael Gallego Sainz, pero además tengo tarjetas, anuncios... Todo estos supone un gasto importante para nosotros en unos tiempos que no son nada buenos para el comercio", recalca Andrés Suárez.

Dulce Pérez, directora de la sala de arte Alfara, también es de las que piensa que los cambios sólo traen consigo "perjuicios, confusiones y gastos innecesarios para los negocios". En su opinión, "la historia hay que respetarla y no se puede tergiversar. Rafael Gallego Sainz existió, para bien o para mal, y no entendemos que haya que modificar el nombre de la calle". Para ella Rafael Alberti "es el mal menor", aunque "también me da un poco de pena por esa señora -Aurora de Albornoz- ya que seguramente estaría encantada de contar con una calle", subraya.

No obstante, también hay vecinos que están de acuerdo con el cambio, como Pedro Camba. "Me parece bien que se le dedique la calle a una intelectual asturiana, hace tiempo que los nombres franquistas deberían de estar fuera del callejero", sostiene Camba, que es zaragozano pero lleva 20 años viviendo en Oviedo.

Mientras tanto, a efectos prácticos del día a día, no han cambiado muchas cosas. Aunque la modificación de la calle ya se ha incorporado oficialmente al padrón y al censo electoral sigue luciendo la placa con el nombre de Rafael Gallego Sainz y las facturas siguen llegando con ese destino. "Los pedidos y los recibos de la luz continúan viniendo sin modificar", asegura Andrés Suárez.

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