La Catedral recurrirá a sofisticadas técnicas para repeler la humedad y reintegrar la piedra desprendida de las fachadas de la Corrada del Obispo y el Tránsito de Santa Bárbara, tales como la aplicación de nanopartículas de óxido cerámico para repeler las humedades y prótesis para mantener cohesionada la piedra de los sillares. El arquitecto Jorge Hevia, uno de los autores del plan director de la Catedral, ha redactado el proyecto.

Las fachadas de la Catedral que serán serán objeto de rehabilitación a partir de marzo, según explica Hevia, han sido construidas con piedra de la Granda, más endeble que la de Laspra a la que se recurrió en otras partes del templo.

El deterioro es mayor en las zonas donde se acumula el agua de lluvia, tales como las líneas de imposta, la cornisa y los balcones.

En septiembre, desde una plataforma elevadora, un operario retiró los fragmentos más inestables de la fachada, bajo la supervisión de la empresa Gea, que llevará a cabo el seguimiento petrológico de la obra.

En las zonas con fisuras que aún puedan aguantar se realizarán una especie de cosidos con varilla enroscada de acero inoxidable. "Es un trabajo como de odontólogo y consiste en colocar una prótesis, para sujetar la piedra que tiene fisuras pero no está suelta ni corre riesgo inminente de caer", según explicó Jorge Hevia.

En los sillares que presenten una "degradación superficial" se llevará a cabo un "relabrado fino" y se repondrá el material perdido con "mortero de restauración entonado".

Lo más singular es la técnica que se aplicará para repeler el agua en la superficie, con nanopartículas de óxidos cerámicos. "Consigue que la piedra rechace el agua, pero permitiéndola transpirar", explica el autor del proyecto. Cuando los capilares de la piedra tienen un diámetro muy grande el agua entra en ellos, se estanca en su interior y desintegran los sillares, según explica el arquitecto. Depositando las nanopartículas de óxidos cerámicos en su interior se estrechan y "rechazan el agua".

Todos los elementos pétreos retirados a lo largo de estos últimos años serán reutilizados, incluso los de tamaño más pequeño, que servirán para las pruebas a realizar por los geólogos.