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Un intérprete de signos en las clases y logopedia diaria para lograr "una comunicación funcional"

Sheriffe Yaya necesita mucho más que la amistad de Manuel Vaz para avanzar día a día hacia la integración, y para eso cuenta con la ayuda de los profesionales que trabajan en el colegio sagrada Familia. El intérprete de signos Simón Méndez-Bonito es sin duda otro de sus sustentos. No en vano, el joven asiste a muchas de las clases con Sheriffe -en total 15 horas a la semana- y se encarga de que el niño aproveche al máximo las lecciones en materias como Matemáticas, Lengua o Conocimiento del Medio. "Prácticamente le doy yo la clase. Me siento frente a él en el pupitre y le traslado al lenguaje de signos todo lo que dice el profesor. Nosotros soltamos mucha información a la hora de hablar y a los que tienen problemas de audición hay que dárselo más masticado, sería algo así como quitarle la paja y simplificarle el mensaje, hablando en tono coloquial", explica el intérprete. "Lo que pretendemos es que su comunicación llegue a ser funcional y que le sirva en la calle, pero para eso hay que enseñarle a estructurar el lenguaje de signos", añade Simón Méndez-Bonito. María Jesús Varela también pasa mucho tiempo con el niño de origen ghanés. Ella es la logopeda del centro y ayuda a Sheriffe cinco horas a la semana con clases individuales. "El niño tiene mucha intención comunicativa y es muy abierto, algo que es muy importante para que prosperen las personas que tienen este tipo de problemas", explica Varela.

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