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MÁXIM HUERTA HERNÁNDEZ | Escritor y periodista, publica "La parte escondida del iceberg" y firma mañana ejemplares en Oviedo

"Internet impide olvidar, y nada ocupa tanto como un recuerdo"

"No hago deporte, me da una sensación horrible; los gimnasios son tristes y tampoco me solidarizo corriendo"

El escritor y periodista Màxim Huerta Hernández (Utiel, Valencia, 1971), premio "Primavera" de novela 2014 con "La noche soñada", firma mañana miércoles, a las siete, en la Casa del Libro del Centro Modoo de Oviedo, ejemplares de su sexta novela, "La parte escondida del iceberg", un relato personal en el que el autor desnuda su alma.

- El protagonista, devastado por una ruptura, atraviesa un invierno de recuerdos en París y descubrimos a un Màxim Huerta diferente?

-Este libro es especial, es cierto. Es un punto y aparte. Es como si hubiera querido decir: "Esto va en serio". Así lo están recibiendo los lectores.

- ¿Le ha costado desnudar el alma y hacer una novela en primera persona?

-Tenía dudas, me sentía débil. Me decía: no eres Muñoz Molina, no eres Rosa Montero, ni mucho menos mis admirados Hemingway o Vila-Matas. Pero una vez llegado a los 46 sentí que era el momento.

- Y París, su París, siempre como telón de fondo.

-París es el recorrido real del autor, igual que hicieron escritores anteriores. Aunque ahora los leamos como historias de ficción, así era la ciudad.

- En cualquier caso, usted no responde al perfil atormentado de Vila-Matas o Hemingway?

-Quizá sí. Todos lo estamos un poco, aunque no siempre sale la punta del iceberg. Nunca haré striptease de mi familia; no hay que mostrarlo todo, pueden contarse cosas con pudor y decencia.

- Dice que la infancia está sobrevalorada, ¿lo piensa de veras?

-Esa primera etapa de la vida está totalmente sobrevalorada. Tenemos la obligación de hacer a los niños felices, pero no es así. Lo acreditan las decenas de cartas que me llegan.

- ¿La gente miente mucho?

-Mucha gente no fue feliz y ha disimulado. Lo bueno de esto es que tenemos capacidad para olvidar.

- ¿Internet y sus redes hurtan al ser humano ese olvido?

-Las redes sociales y todas esas cosas impiden olvidar. Nada ocupa tanto espacio como un recuerdo.

- Oviedo es un talismán para usted.

-Siempre empiezo las giras en Oviedo, esta vez no. Me da suerte. Es la única ciudad donde he firmado dos días seguidos.

- Tiene 46 años, no le servirá de mucho que le digan que los 40 son los nuevos 30?

-(Risas). Como dice una amiga, antes hablaba de corrido?

- Al menos hará deporte.

-No hago deporte, me da una sensación horrible de perder el tiempo. Tengo tarjetas de 200 gimnasios y no voy. Me parecen muy tristes, y eso que el ejercicio libera endorfinas. Los runners no llevan muy buena cara.

- Así que no le encontraremos en una carrera solidaria.

-Soy muy solidario, pero no corriendo. El hombre prehistórico corría porque perseguía a los bisontes. He superado esa fase. Voy caminando al súper.

- ¿Es una lectura terapéutica?

-La lectura cura. Éste no es un libro más. Y no quiero pecar de vanidoso.

- ¿Le emociona escuchar a Macron hablar de literatura y filosofía?

-Me emociona mucho. Eso en España es impensable.

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