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Ansiedad canina ante la hoguera de San Juan

Los petardos y voladores de las celebraciones repercuten en la salud de los perros

El miedo por ruidos de alta intensidad provocados por truenos, petardos y fuegos artificiales puede afectar a un 50 por ciento de los perros a lo largo de su vida. Es uno de los problemas de comportamiento más comunes y puede empeorar otras condiciones. La patología del comportamiento es progresiva, por tanto reconocer este problema de forma temprana, diagnosticarlo y tratarlo es esencial para aliviar su sufrimiento. Lo afirma la prestigiosa veterinaria estadounidense Karen L. Overall, y no se equivoca.

Dicen que la de San Juan es la primera fiesta del verano y que su noche es la más corta. Sin embargo, para los perros y sus propietarios puede convertirse en la más larga. Los fuegos artificiales, cohetes, petardos, voladores y tormenta son protagonistas durante la época estival y pueden ser el desencadenante de un auténtico calvario para los perros y sus dueños.

Los perros experimentan miedo y ansiedad graves en respuesta al ruido de alta intensidad convirtiéndose en muchos casos en una fobia difícil de tratar. ¿Por qué ocurre esto? No existe una clara explicación acerca del miedo que desarrollan los perros ante ruidos como las tormentas ó los fuegos artificiales. A veces, una mala experiencia anterior ó el simple desconcierto ante lo que está ocurriendo, desencadena la reacción de miedo. Sin olvidar que para ellos todo suena, aproximadamente, cuatro veces más fuerte que para el ser humano.

Lo que sí sabemos, es que, sin nuestra intervención, este miedo va escalando con cada exposición hasta convertirse en una fobia. En el caso de las tormentas, son los cambios en la presión barométrica y alteraciones electrostáticas asociadas con ella, las que alteran significativamente a nuestro animal. En el caso de los fuegos artificiales, los perros no sólo pueden escuchar las explosiones sino que también muestran sensibilidad especial ante el olor de la pólvora, el sulfuro y otros químicos que son utilizados para elaborarlos.

En muchos de los casos, los signos de pánico, pueden manifestarse de las siguientes formas: jadeo constante, temblores, salivación excesiva, respiración más rápida de lo habitual, pérdida de apetito, aumento de la frecuencia cardiaca, tendencia a esconderse, agacharse, cola y orejas caídas, aumento de las vocalizaciones, e incluso se orinan y defecan en casa.

¿Qué puedo hacer para ayudarle? Puedes seguir algunos pasos para disminuir estos síntomas y hacer que se sienta más seguro:

Evitar los desencadenantes. Pensar que el perro se acostumbrará al ruido, con una mayor exposición a él, es rotundamente falso. Con ésta actitud, se intensifican los miedos. Nunca le obligues a superar esa experiencia de ésa forma, ya que no dará buen resultado.

Modificar el ambiente. Lleva a tu perro a la zona de la casa más aislada que sea posible. Intenta competir con el ruido exterior ya bien sea con la televisión, la radio, o sonidos neutrales que sirvan para calmarle. Bajar las persianas, correr las cortinas, o si es posible estar en una habitación sin ventanas también le ayudarán.

Nada de castigos. En ningún caso debes castigarle ó gritarle, sólo aumentará la ansiedad y la respuesta ante la causa e incluso puede reaccionar de forma agresiva hacia el dueño.

Buscarle un refugio seguro. Crea un refugio seguro, con una manta, un cojín ó algunos de sus juguetes favoritos y deja que se esconda. Además debe usar este espacio y acostumbrarse antes de que comience la estación más complicada, en este caso el verano.

Suministro de medicación, si es necesario. En los casos más graves, el veterinario puede prescribir medicación que ayude al tratamiento y minimice el sufrimiento del animal. Se trata de reducir la intensidad del miedo y de la ansiedad. Ésta medicación debería usarse junto con un plan de modificación de comportamiento diseñado con el u veterinario. Es importante saber también que la medicación no hace efecto si la crisis ya se ha desencadenado.

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