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El Oviedo del XIX, a través del relato de un reportero madrileño (I)

Cuando Vetusta se alzó por el tren

La ciudad vivió el 27 de marzo de 1881 una multitudinaria manifestación contra el cambio de trazado del ferrocarril de Pajares

Antigua estampa de Puente de los Fierros (Lena). A.P.

¡Esto no hay cuerpo que lo aguante! Cada dos por tres, cuando aún no se han cumplido ni quince meses desde mi último viaje a Oviedo, vuelta a empezar. Y menos mal que las cosas han mejorado. El siglo andaba por la década de los cincuenta. Con mis dieciocho añitos recién cumplidos fui contratado como corresponsal en el periódico "El Imparcial". No había transcurrido un año, mi forma de escribir y trabajar gustó al señor director y, ¡hala!, prepara la maleta, hay que hacer un trabajo sobre Asturias y te toca.

¡Qué inmensa alegría! ¡Aún no sabía lo que me esperaba! En una destartalada diligencia, más ruidosa que los cohetes de Chamberí, emprendí la aventura de alcanzar tierras ovetenses. De Madrid a Valladolid, pasando por Guadarrama, las Ventas de San Rafael, Juan Calvo y el Cojo, Villacastín y Olmedo, 35 leguas; de Valladolid a León , por Medina de Rioseco y Mansilla de las Mulas, 24; y de León a Oviedo, transitando por La Robla, Busdongo, Pajares, Lena, Mieres y Olloniego, otras 59. Al final, 118 torturadoras leguas; tres traqueteantes días y dos noches de regular insomnio, entre la compañía de cucarachas, chinches y pulgas, con descanso para almorzar o comer, malamente, en varios puntos del recorrido, el último en la Pola de Lena.

Pues, señores, esta mañana es diferente. Escasos meses me quedan para cumplir los cuarenta y cinco, ascendí a corresponsal de primera, me han subido 27 pesetas el sueldo, tengo cinco churumbeles y continúo bailando chotis. Eso sí, sigo siendo el rey de los viajes al solar del Principado. Además, ya no me traslado en diligencia. A finales de julio de 1881 los tiempos han cambiado, entró en funcionamiento el camino de hierro y la duración del viaje se redujo considerablemente. Aunque, no nos engañemos, Asturias y la capital del Reino necesitan, cuanto antes mejor, finalizar esta colosal obra para mejorar su economía y fomentar su porvenir. Por desgracia, en los 548 kilómetros que tiene el itinerario entre la estación del Príncipe Pío en Madrid y la estación de Gijón, existe un vacío de raíles entre Busdongo, al pie del puerto de Pajares, y Pola de Lena, por lo que no hay más remedio que salvar dicha distancia en coches de caballos.

Como bien sabemos, en Inglaterra, los trenes que circulan de Londres a York llevan una velocidad media de 80 kilómetros por hora; en Francia, de París a Burdeos, 67; En Alemania, de Berlín a Colonia, 43; en Rusia, de San Petersburgo a Moscú, 49. En nuestra patria tomamos la vida con más parsimonia. Tampoco es que esté mal; entre Madrid y Busdongo existen 367 kilómetros y se invierten diecisiete horas; a 27 por hora de velocidad media. Ya en territorio asturiano la locomotora reduce drásticamente la intensidad, que desciende a 20 kilómetros.

Coña marinera, sangre, sudor y lágrimas, además de sobresalientes polémicas, costará la construcción del tramo Puente los Fierros-Busdongo, obra otorgada en concurso público, en febrero de 1880, a las Sociedades de París Reunidas, en cuya representación figura el banquero francés Armand Donon. Ya en el pasado febrero, nuestros colegas de la "Revista de Asturias" publicaron lo que sigue: "Tenemos el sentimiento de anunciar a nuestros lectores que la Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León, presidida por el Duque de Sexto y como vicepresidentes don Práxedes Mateo Sagasta y Armand Donon, tiene resuelto proponer al gobierno la variación del trazado en la bajada del Pajares".

Al gabacho, con su pretensión de modificar el trazado de Pajares (en la vertiente asturiana, suprimiendo 17 kilómetros e introduciendo pendientes desconocidas en Europa en aquel peligrosísimo paso, le va a faltar bien poco para salir de Asturias como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Más todavía con la negativa del gobierno de don Práxedes a dar explicaciones sobre el tema; incrementado con los rumores de rescisión de contrato por parte del franchute, más la lentitud de los trabajos desde Pola de Lena a Puente los Fierros que se eternizan en el tiempo.

La empresa concesionaria para engañar a la parroquia, como tantas veces sucede, compró la opinión de dos ingenieros franceses. Eso parece deducirse del folleto "Notas sobre el descenso de Pajares", en el que estos defienden una variación esencial en su trazado, alterando las condiciones económicas de la explotación; que a esto equivale aumentar la pendiente de veinte milésimas que se ha dado como máxima, hasta treinta y cinco que pretenden implantar en pésimas condiciones. Porque llevar esta idea a la práctica será buscar la ruina de Asturias. Aseveran que el gasto por unidad y kilómetro sería doble en la pendiente del tres y medio comparada con el gasto de la del dos por ciento, y por lo tanto que el trazado aprobado para el Pajares lleva grandes ventajas en economía, seguridad y comodidad, sobre el que la compañía intenta.

Como el periódico no admite que el aumento de desnivel y la reducción del radio de las curvas se conviertan en nefasta realidad para el desarrollo de la línea férrea y, por tanto, para el correcto desarrollo económico de la región, lo denunció desde sus páginas. Más adelante, el Ayuntamiento de Lena advirtió al resto de los consistorios de Asturias que la compañía había comenzado a estudiar el cambio en el trazado. El diputado Rafael María de Labra presentó un escrito de protesta ante las Cortes contra dichas pretensiones, a su vez suscrito por siete periódicos: "Revista de Asturias", "El Carbayón", "El Naranco", "La Luz de Avilés", "El Comercio", "La Opinión" y "El Boletín de la Liga". ¡Viva el Ayuntamiento de Oviedo! ¡Viva Gijón! ¡Viva Villaviciosa! ¡Viva Avilés! ¡Viva Lena! ¡Viva Salas! ¡Viva Mieres! ¡Viva la prensa! ¡Viva la Justicia! ¡Atrás las pendientes de Mr. Donón! ¡Qué ellas sirvan de precipicio para sus planes! ¡Paso a la justicia y a la ley! ¡A su amparo Asturias luchará y vencerá!

Esto y mucho más escuché en Oviedo aquel domingo 27 de marzo de este año de gracia de 1881; porque también a este humilde corresponsal le tocó cubrir la noticia. Desde el Ayuntamiento hasta el ex-arco de la Noceda (los viejos así lo llaman), no había portal ni balcón desocupado; desde la Noceda hasta la primer luneta de la Tenderina, no había ni un palmo de terreno libre.

Todos, bajo un débil orbayu, aguardábamos el comienzo de la manifestación ¡Qué hermoso fue ver el pueblo unido para salvaguardar el porvenir de Asturias! Consumí un modesto piscolabis en el Café Colón y, Cimadevilla adelante, entre ruido de cohetes, proclamas, balcones engalanados y bullicio por doquier, a la Plaza de la Constitución.

Allí, desde los miradores de la Casa Consistorial, breves y encendidos discursos de las autoridades arrancaron entusiasmados vítores. A las doce, concejos, corporaciones, periodistas y resto de manifestantes enfilamos nuestros pasos hacia el Circo de Lesaca. Arengas y más arengas a cargo del alcalde don José Longoria Carvajal, don Manuel Valdés (Presidente de la Diputación), don Victoriano Argüelles (Alcalde de Gijón) y otros notables personajes.

Más ondear de banderas, más lucir de estandartes y pendones al calor de millares de personas. Y luego, en ruidosa manifestación, por Santa Susana y Conde de Campomanes a Magdalena y Cimadevilla recorriendo antes media población vieja, nos dirigimos al Gobierno Civil para reclamar que se cumpla la voluntad de Asturias. Para finalizar, la multitud se trasladó al Campo de San Francisco. Aturdían las bandas de música, el estallido de los voladores y los vivas al patriotismo asturiano cuando, desde un estrado instalado junto a La Fuentona, don Adolfo Buylla expresó una apasionada reivindicación. A renglón seguido se puso punto final a la patriótica, pacífica, ruidosa y sonada concentración de un 27 de marzo que, esperemos, consiga vientos beneficiosos para la región.

En principio no fue mal resultado ya que, para celebrar el triunfo de dicha manifestación, la Sociedad Económica de Amigos del País, en reunión celebrada el último 22 de abril, tal como conté en "El Imparcial", a la vez que nuestros colegas del "Eco de Asturias" y "La Cremallera", presentó el proyecto de Obelisco realizado por el reputado arquitecto provincial Javier Aguirre, que se levantará, según tengo entendido, en una preciosa alameda del Campo San Francisco, cercana a la calle Uría.

Esperemos verlo construido en breve, sobremanera, contando ya con el apoyo de varios Ayuntamientos: Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres y Teverga, que pronto mostraron su adhesión. Aunque los recuerdos sean muy recientes, es sabido que no vivimos de ellos y he de proseguir con la narración del viaje, por ello me pagan el sueldo.

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