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Plan de desbroce del Naranco: uno de cada tres operarios sufre un accidente laboral

Los problemas judiciales en los planes de empleo de 2017, junto a su elevada siniestralidad, dificultan la puesta en marcha de los de este año

Rubén Rosón, con trabajadores del plan de empleo, el verano pasado. LNE

El pasado 27 de febrero, un trabajador del plan de empleo resultó herido al caerle encima un árbol en Las Caldas cuando trabajaba en labores de limpieza y desbroce de caminos cerca de la cueva de la Lluera. Mala suerte o cuestión estadística, porque uno de cada tres operarios de los que este curso han estado talando y limpiando los montes de las parroquias rurales ovetenses ha sufrido algún accidente laboral.

Según las distintas fuentes consultadas por este periódico, entre 37 y 42 trabajadores del plan de empleo sufrieron algún tipo de accidente laboral en el desarrollo de los programas para este curso que cabalga entre los años 2017 y 2018. El Plan de Empleo contrató a 121 desempleados, divididos en 98 peones, 14 oficiales, cuatro capataces, tres administrativos, un ingeniero técnico agrícola y un ingeniero técnico forestal. Su misión era recuperar un total de 420 kilómetros de sendas peatonales y ciclables en el Naranco y en otras zonas rurales del municipio. Para ellos, trabajaron en el desbroce de caminos, retirada de maleza, siega e incluso la poda de algunos árboles. Habría sido durante algunas de estas tareas, especialmente las más peligrosas, cuando se produjeron los incidentes.

La ratio de accidentes es elevadísima, y ese es uno de los motivos que está echando el freno a los planes de empleo de este año. La pretensión del área de Economía, que dirige Rubén Rosón, era repetir el modelo: otro plan de desbroces y limpieza de sendas centralizado, esta vez, en la zona de la Zoreda. Sin embargo, los técnicos no se ponen de acuerdo en quién tiene que figurar como responsable de los contratos. Para nombrar a los del anterior, los dedicados principalmente al Naranco, ya hubo problemas y tensiones. El cúmulo de accidentes registrados ahora dificulta las cosas, porque nadie se quiere poner como cabeza visible de unos contratos en los que, de nuevo, parece que el riesgo de accidente podría volver a dispararse.

Mientras los responsables políticos de una y otra área se reprochan estar entorpeciendo la puesta en marcha de los planes de empleo, los técnicos también tratan de echarse a un lado. Nadie quiere cargar con esas tasas de accidentes laborales.

Detrás de este problema, según fuentes municipales, hay otro mayor. En anteriores planes de empleo, se pedían perfiles profesionales "a la carta" de las distintas áreas. Aquí un administrativo, allí un abogado, en este otro departamento un sociólogo, más allá un arquitecto? Sin embargo, las sentencias que anularon los planes de empleo obligaron, de un lado, a que los Ayuntamientos pusieran en marcha programas específicos, de forma que los puestos de trabajo que salieran en oferta para los planes no estuvieran suplantando puestos de trabajo estructurales que la administración no oferta. Pero en estos programas se puso una nueva exigencia. Si lo prioritario era atender a los desempleados, y contratar mucho personal, era mejor establecer pocos requisitos. Sin apenas formación previa requerida, para un programa como el de acondicionar sendas, explican funcionarios que han trabajo en planes de empleo en otros ayuntamientos asturianos, lo normal es que los trabajadores se limiten a una labor de limpieza en la que utilicen escobas, pinchos, poco más. Pero pedirles a ese personal, por muchos cursos previos de formación que se les dé, que se armen con motosierras y material pesado y se pongan a talar en el monte parece, a lo visto, un camino directo a los accidentes laborales en masa, como ha estado sucediendo en las últimas fechas.

El más grave de estos accidentes fue el del 27 de febrero. El resultado fue una fractura craneal y un susto mayúsculo. El empleado municipal resultó herido al caerle un árbol encima cuando trabajaba en Las Caldas, en labores de limpieza y desbroce, cerca de la cueva de La Lluera.

Según pudo saber este periódico en su momento, el ejemplar que tumbó al trabajador medía seis metros de largo y pesaba unos 300 kilos. El peón, según diversas fuentes, llevaba casco, una protección que sirvió para amortiguar el golpe y, posiblemente, también para salvarle la vida.

Las labores de rescate aquella mañana -el accidente fue hacia las 10.30 horas- no resultaron sencillas. Aunque el Samu envió una uvi móvil a la zona, hubo que solicitar la presencia del Grupo de Rescate de Bomberos del Sepa, a bordo del helicóptero medicalizado, debido al difícil acceso para trasladar al herido. El grupo de rescate tuvo que desplegar más de 27 metros de cable para izar al herido hasta el helicóptero y trasladarlo posteriormente al Hospital Universitario Central de Asturias.

El trabajador era uno de los 121 contratados para el último plan de empleo que, en dos cuadrilla, realizan tareas de limpieza de montes y que vienen sufriendo una elevada tasa de accidentes.

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