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Los cultivos del Paraíso

La manzanilla de Torrestío

La infusión de la planta aromática y medicinal ayuda al estómago y sirve para conciliar el sueño También tiene propiedades antibacterianas y analgésicas

Flores de manzanilla. PELAYO FERNÁNDEZ

La cabaña está en el monte de Limanes. Es muy guapa, de piedra, con un corredor amplio donde leo, o tomo un café, o dormito. Nadie sabe cuando se levantó. Se encuentra al fondo de una pradería con avellanos y castaños, abrigada por una colina en la que aflora la caliza. Aun se conserva el calero. Todo el paraje es hermoso, pacífico. Al fondo de la finca está la fuente. El interior es la austeridad personificada.

En la planta baja el llar, tan anciano como la cabaña, con su fuelle para avivar las brasas, la mesa de madera tapada con un hule viejo, (¿por qué las cosas de antes duraban siempre?), con el mapa de la Península Ibérica, y unas sillas. Arriba, en lo que fue el payar, o tenada, unas literas. En una esquina, la palangana con la jarra de agua debajo, y una toalla colgada de la estructura que las soporta, y un pequeño espejo sujetado por un clavo a la pared. Nada más. Mi hija lo llama "experiencia rural extrema". La cabaña tiene cerca unos cerezos que se llenan de nieve en flor en primavera, y dan rubíes dulces en verano. Al pie hay una mata de manzanilla, muy aromática (con la que me preparo buenas infusiones agregándole un chorrín de anís como hacen los párrocos) y que ya existía cuando, siendo yo rapacín, mi padre compró la cabaña a un hombre callado, alto y delgado, un poco filósofo, que usaba caballo y que en el pueblo, donde tenía otra casa, conocían como "Velino el Pastor".

Pronto supe que junto a otros familiares practicaba "la alzada". En primavera, cuando se iba la nieve de las montañas, bien pertrechados, comenzaban el traslado del ganado desde aquel rincón de Siero hasta un pueblo de la montaña leonesa, inmediato a la frontera, llamado Torrestío. Lo hacían a caballo, arreando el ganado, en una travesía que duraba tres días. Dormían al raso, y en las alforjas de los caballos llevaban comida, ropa, otros enseres necesarios para la estancia en Castilla, y algo que asombraba a mis ojos de guaje: un revolver viejo.

Con el paso del tiempo decidí saber más de aquella película del Oeste que cruzaba Oviedo, y el Valle del Trubia, y llegaba al puerto de Ventana, y descendía camino del Sur. Un día, ya de mayor, me acerqué a Torrestío. Localicé la casa, en ruinas ya, que había sido de Velino. Pegada a uno de sus muros había una mata de manzanilla idéntica, de la misma variedad, a la de mi cabaña de Limanes. Sin duda eran hermanas. Alguien, en algún momento de la historia había traído un esqueje de mi querida manzanilla desde Limanes hasta allí. O al revés?

No hay persona que no conozca la Matricaria camomila, o Chamaemelum nobile, una planta aromática y medicinal de uso común y con la flor muy parecida a la de la margarita, aunque la segunda in olor. Existen muchas variedades. Predominan la camomila alemana, que es anual, y la romana, ésta última perenne.

Se reproduce por semillas, sembrándolas superficialmente en primavera, y por esquejes. Pueden cultivarse en tiestos y en suelo, en sol o semisombra.

Es rústica, lo que la hace defenderse de plagas y enfermedades, aunque los trips, pequeños insectos alados blanquecinos, pueden molestar algo. Para su aprovechamiento bastará recoger un día seco de verano sus ramas floridas, poniéndolas a secar en atados colgados de algo. Su infusión ayuda al estómago, a dormir bien, y actúa como antibacteriana para la dermatitis o heridas. También es analgésica.

Aquella mata de manzanilla en Torrestío me puso ante el dilema de si era asturiana o leonesa. Me di cuenta que lo mismo pasaba con "Velino el Pastor" y con todos los vaqueros que practicaban la alzada entre Asturias y León. Pregunté en el bar del pueblo. "Somos de los dos lados, unos se censan aquí y otros en Asturias, lo que más convenga a cada cual".

O sea, que las fronteras no eran otra cosa más que un asunto administrativo, y el nacionalismo un cáncer terrible, destructor, antinatural e idiota, que separaba y enfrentaba a las mismas personas. Y lo descubrí de vieyu.

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