Desde hace siete años, un grupo de gatos vive encerrado en condiciones imposibles en un patio en la plaza de Santullano en Oviedo. "Esos gatos no tienen dónde resguardarse en el frío del invierno", asegura Sandra Suárez, presidenta de la Plataforma Ciudadana proanimales.
Los animales no pudieron salir al exterior cuando fallecieron los inquilinos de la planta baja, las personas que los cuidaban, y se decidió cerrar definitivamente el patio. Sólo María García, una vecina con vistas al lugar donde viven los gatos, ha podido alimentarlos mediante poleas de cuerdas y cubos llenos de pienso y agua.
Ni María García ni la asociación pudieron proporcionarles asistencia veterinaria cuando caían enfermos. Tampoco fue posible entrar en el patio para sacar los cadáveres de los felinos o introducir refugios en invierno para combatir las bajas temperaturas.
La plataforma ha intentado seguir su protocolo para extraer a los gatos del espacio donde están encerrados para su esterilización y reubicación, como han realizado en otras ocasiones, pero el presidente de la comunidad, aseguran, no le permite el acceso al patio: "No quisieron que apareciésemos por allí", afirma Sandra Suárez.
Tampoco se explica la desaparición de las camadas de una gata, aunque ha conseguido salvar a algún gato recién nacido porque caían en los recipientes de comida de María García. A pesar de las continuas quejas escritas enviadas al Ayuntamiento y a Seprona, la comunidad del edificio es la única que puede abrir la puerta al espacio donde viven los gatos porque se encuentran dentro de una propiedad privada. El albergue municipal, con Pedro Quirós a su cargo, intentó en vano que los vecinos de Plaza de Santullano abriesen la puerta del patio. Sandra Suárez afirma que pedirán una orden judicial porque "están recibiendo un maltrato".
