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López, tres años en la picota

El Alcalde perdió la confianza en el comisario por sus cambios de cerraduras en el cuartel y el reparto de tarjetas "blue"

Ricardo Fernández y José Manuel López, ante un incendio en la calle Nueve de Mayo en 2016. LUISMA MURIAS

La destitución de José Manuel López como jefe de la Policía Local es el resultado de un desencuentro continuo con el Alcalde y el concejal de Seguridad Ciudadana desde la llegada del tripartito al Ayuntamiento hace tres años. Al gobierno local no le gustó que el comisario repartiese permisos para estacionar en cualquier calle de la ciudad, cambiase cerraduras de algunos despachos en el cuartel del Rubín o se negase a que los nuevos agentes del cuerpo se formasen en la Escuela de Seguridad Pública del Principado de Asturias (ESPPA). La paciencia de Wenceslao López se iba agotando poco a poco hasta acabársele ayer, tres días después de ponerse en marcha la "operación Enredadera".

Cuando el gobierno a tres del PSOE, Somos e IU se hizo con el mando del Ayuntamiento, el comisario llevaba escasos dos años al frente del cuartel del Rubín. Había sucedido a Agustín de Luis por su jubilación. Era un cargo de confianza que le obligaba a mantener un contacto periódico con el edil responsable del área; el entonces recién llegado Ricardo Fernández. Expedientes, prescripciones técnicas, multas, informes de seguridad sobre festejos, zona azul, plazas de estacionamiento, radares o asuntos internos eran los temas principales de sus reuniones hasta que un asunto centró la atención del concejal: Las tarjetas "blue" de circulación y aparcamiento. Desde ese momento, la confianza de Fernández y Wenceslao López en el ahora exjefe de la Policía Local se desgastó a pasos agigantados.

Las tarjetas para aparcar gratis sin riesgo de arrastre de grúa no eran algo nuevo. El anterior comisario también las había repartido y lo cierto es que José Manuel López había reducido su número. En la lista había antiguos alcaldes de barrio, empresas, contratistas municipales, guardias civiles, policías, jueces e incluso un sacerdote. La sospecha más extendida en los corrillos del Rubín era que cada jefe de la Policía Local las había distribuido entre sus amistades y personas relevantes a cambio de algún tipo de prebenda. Una de las tarjetas que causó más controversia fue la que se le había adjudicado a Agustín Iglesias Caunedo en 2014 cuando era Alcalde de Oviedo. El permiso existía, pero Caunedo nunca lo había solicitado. Aquello generó tal malestar en el seno municipal que desembocó en una comisión especial en la que el propio José Manuel López tuvo que dar explicaciones sobre la forma en que se tramitaban esas tarjetas de aparcamiento y circulación. Al final, se eliminaron la mayor parte de ellas, incluida la que jamás disfrutó Caunedo, que se quedó con una autorización común a todos los concejales para aparcar en reservados municipales, como las plazas de las calles Marqués de Gastañaga y Padre Suárez.

Según fuentes consultadas por este periódico, las tensiones entre el jefe de la Policía Local y el concejal crecían con nuevos episodios como el cambio de cerraduras en despachos del cuartel y otros asuntos internos. De hecho, la investigación sobre el reciente caso de un hombre que se hacía pasar por policía local gracias a que vestía un uniforme homologado y portaba material oficial tampoco fue fácil pese a que estuvo dirigida por la Policía Nacional. Un agente de 62 años que ya no patrullaba y se dedicaba a labores de vigilancia dentro del cuartel era quien suministraba la ropa al "policía ful".

Uno de los últimos conflictos entre el gobierno local y el exjefe de la Policía ocurrió a principios de este año, justo cuando se incorporaron al cuerpo diez agentes; ocho por oposición y dos por movilidad interna. José Manuel López se opuso a que asistieran al curso formativo en la Escuela de Seguridad Pública ubicada en Llanera -tal y como se había hecho otros años- y exigió que recibiesen las clases en el cuartel de Oviedo. Al parecer, tal fue su empeño en que fuera así que incluso envió correos electrónicos al director de la Escuela contrarios a la opinión del concejal del área. Finalmente, los agentes se formaron en Llanera.

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