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24 horas en la vida de un "mir"

Los aspirantes a médico estudian 16 horas al día y sólo descansan los domingos: "Es un año muy duro, pero merece la pena", dicen

24 horas en la vida de un "mir" JULIÁN RUS

Ya es un sello de identidad para la ciudad de Oviedo. Cada año más de mil licenciados en Medicina se desplazan desde todos los rincones de España hasta la capital asturiana para preparar el MIR (Médico Interino Residente), prueba que determina la especialidad a la que podrán acceder. Los jóvenes se esfuerzan durante casi un año para lo que definen como "su" examen. En ese tiempo, la vida se resume a un solo concepto: estudiar sin parar.

María José Díaz llegó procedente de Murcia en el mes de junio, después de cursar los seis años de carrera en Valladolid. Cuenta que su día a día se resume en estudiar, ir a la academia para reforzar los conocimientos y hacer tests. "Me suelo levantar temprano, sobre las siete y media, aunque no tengo un horario fijo. Estudio durante todo el día y por la tarde voy a la academia para repasar lo que ya he estudiado durante la mañana", explica. "Como no me organizo muy bien, no tengo tiempo ni para hacer deporte, pero subo las escaleras de mi piso todos los días, que algo es algo", añade entre risas.

La gran fama con la que cuentan las academias de Oviedo y los métodos efectivos que ofrecen son los principales motivos de la llegada de estos futuros médicos, como María Lara. Esta onubense estudió en Sevilla los primeros cuatro años y terminó la carrera en Madrid. Cuando tuvo que pensar si coger un piso o elegir una residencia en Oviedo, la andaluza lo tuvo claro. "Una amiga del año pasado, que ya estuvo aquí, me recomendó elegir residencia y estoy encantada. Hay mucha gente que está preparando el MIR y tengo una sala de estudio que es ideal para concentrarte", afirma Lara. La onubense aprovecha sus ratos libres para ir al piso de María José y poder charlar de cómo ha ido el día o para hacer alguna escapada con ella para tomar algo.

Después de una larga jornada rodeados de apuntes y temario, llegan las últimas horas del día donde cada uno se relaja y desconecta de la rutina según sus gustos. Muchos aprovechan para ir al gimnasio, como, por ejemplo, Fernando Martín, un toledano de 24 años que llegó a Oviedo en junio de este año. "Tengo el turno de academia de siete a diez de la noche, por lo que nada más acabar suelo ir al gimnasio para desconectar y evadirme. Los domingos son para nosotros y aprovechamos para ir a la playa o como el fin de semana anterior para ir a alguna fiesta", comenta Fernando. Pero antes de comenzar su tiempo de ocio, los estudiantes se enfrentan cada sábado a una pequeña prueba de fuego: el simulacro del MIR. Consiste en un examen muy similar al de verdad, pero con la peculiaridad de que los alumnos cuentan con una hora menos para su realización. "Tenemos para el simulacro cuatro horas de examen, cuando en realidad son cinco, pero así nos preparamos mejor ante las posibles adversidades que nos puedan surgir", explica María Lara.

La empresa "MIRexperiencias" lleva varios años organizando excursiones y actividades para los jóvenes. Y son cada vez más los establecimientos que tienen descuentos en sus locales para los futuros médicos.

"Hay peluquerías, tiendas, piscinas que tienen una tarifa especial para nosotros y nos supone una gran ayuda económica. En mi piso, mis compañeros y yo también tenemos contratado un servicio de limpieza y catering para que todo sea más cómodo", señala Martín.

Cuando los jóvenes son preguntados por los días previos al examen, todos coinciden en que muchos nervios se adueñaran de ellos, pero confían en entrar en la especialidad que les gusta y en que tantas horas de estudio traigan finalmente una buena recompensa. Fernando Martín lo tiene meridianamente claro. Su pasión es la Dermatología, aunque sabe que la nota para acceder es bastante elevada, por lo que baraja otras opciones alternativas como pueden ser la Oftalmología o Anatomía Patológica, que también están en su punto de mira.

La Cirugía es la pasión de María Lara desde pequeña, y la Plástica más concretamente sería su gran sueño, aunque no descarta otras variantes. María José Díaz afirma que le gustaría ser médico familiar, aunque también le llama mucho la atención la especialidad de Digestivo.

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