La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Visiones De Ciudad

Oviedo, cada día más cerca

La ciudad recupera poco a poco el pulso cultural

Tejados del Oviedo Antiguo, con la Catedral al fondo. LUISMA MURIAS

Mi vida en Oviedo ha pasado por varios momentos. Ahora transito por un periodo estable en el que he echado raíces en la ciudad. Siempre he estado moviéndome por varios lugares hasta establecerme en Oviedo con decisión de permanencia. Vivo al lado de la estación de Renfe, en un barrio con bastante tráfico, pero mi apartamento es silencioso y me permite concentración. Vivo solo. Soy moderadamente feliz aquí, es una ciudad que me ha dado muchas cosas, agradable para vivir y con una oferta de ocio cada día más interesante, al igual que la oferta cultural que poco a poco va creciendo.

Tengo esperanza en que se vaya consolidando una estrategia cultural de calidad que permita depender menos de la oferta de otras ciudades. La necesidad de conocimiento nos lleva a algunos a buscar en otros lugares lo que no tenemos cerca. Antes era Gijón quien llevaba la pujanza cultural en la región, pero en mi opinión ha quedado estancada, imagino que debido a decisiones políticas erróneas. Han cerrado hasta la Hemeroteca Digital que era ejemplar y muy necesaria para los investigadores.

En Oviedo, sobre todo, he encontrado buenos amigos con los que compartir muchas cosas y buenos momentos. La mayoría de mis amigos son escritores y artistas, la lista sería muy amplia y seguramente si me pusiera a enumerarlos me dejaría bastantes en el tintero, pero no puedo dejar de citar a Jorge Cechinni, José Paredes, Ceferino Montañés, Carlos Álvarez Cabrero, Lauren García, Rubén Rodríguez, Manolo Abad o Amadeo Fdez. Durán, dueño éste último de El Olivar, un bar en el que se ha apostado decididamente por la cultura, donde diversidad de creadores se han reunido para dar sentido a una demanda de actividades sostenidas y auto gestionadas.

Tengo recuerdos imborrables de mi infancia al lado de mi padre en la cafetería que hace esquina entre Uría y González del Valle, cuando aún existía Galerías Preciados y esperábamos a mi madre tomando un hojaldre de ensaladilla rusa y una Coca-Cola, sentado en la barra pequeña que luego quitaron, o en el Bismarck, cuyo dueño era amigo de mi padre, y las malas lenguas apuntaban a que mi abuelo tenía algo que ver en su paternidad.

Oviedo es la ciudad donde estudié en los primeros noventa Delineación Industrial, en el Doctor Fleming. En aquel momento vivía en la calle Asturias justo encima de la emisora de Radio Asturias. No sabía entonces que estaba tan cerca de lo que había sido la clínica de Celestino Álvarez, médico cirujano salense del cual me ocuparía muchos años después. Tengo un libro casi terminado sobre él, que saldrá en 2019. El Sanatorio de Celestino Álvarez, luego conocido por Clínica San Cosme, en la confluencia de la calle Asturias con Marqués de Teverga, era obra de Manuel del Busto y fue tristemente derribado en 1965 para construir un edificio de viviendas que en sus bajos tiene hoy una sucursal bancaria que lleva la bandera de aquellos que se cargaron la Obra Social y Cultural de Cajastur que tan buenas cosas hizo por la cultura en nuestra región. Cultura que experimentó un raquitismo extremo y se oscureció ranciamente en tiempos de la derechona que gobernó aquí durante años.

Esta ciudad posee hoy más luces y la esperanza empieza a alinearse con la recuperación del pulso por parte de un nuevo dinamismo cultural que se abre paso. Gracias a la sociedad civil sobre todo, a aquellas personas que tienen inquietudes culturales y que se han empeñado en trabajar desinteresadamente muchas veces para que la oferta siga viva. Quedan muchísimas cosas por hacer, es un trabajo diario y continuo el que hay que desarrollar, no se puede esperar que las instituciones lo hagan, se nos pasaría el arroz. Hay que tomar las riendas y ofrecer algo desde el lugar en que nos encontramos.

Las instituciones deben apoyar y no recluirse en los amiguismos y clientelismos, hay que renovarse cada día, dar oportunidades a todos, sin trabas, siempre que la oferta sea coherente. Se han de localizar interlocutores con la ciudadanía que analicen y prioricen las actividades y crear a partir de ahí un modelo variable de oferta cultural. Pónganse las infraestructuras al servicio de la sociedad y acepten que las organizaciones y colectivos gestionen y mantengan viva una cultura real.

Se echa en falta una sala de cine no comercial en Oviedo, hay que salir a la periferia para ver una oferta comercial que cada día tiene menos interés. Pero, ¿qué pasa con la cultura cinematográfica más allá de SACO o ciclos puntuales? La programación de la citada Obra Social de Cajastur en la Escandalera, era ejemplo de lo que se debe hacer: mantener una sala donde se proyecten películas no comerciales que posibiliten no sólo una oferta de ocio, sino también una cultura cinematográfica esencial, sostenida, con horarios que permitan el acceso a diferentes sectores de edad. ¿Dónde ha quedado la programación de teatro y danza contemporánea? Ahora se abre una vía de esperanza para que los locales puedan programar más música en directo. ¡Era hora! Hay que reconocer la enorme labor que han hecho hasta ahora la Lata de Zinc y La Salvaje por traer a Oviedo propuestas internacionales de primer nivel durante años.

La cultura hay que expandirla y no recluirla, es algo vivo, algo esencial para el ser humano. La necesidad de una sala de exposiciones permanente donde se pueda tomar contacto con la creación actual, que nada tiene que ver con el artisteo que se marcan algunos, es vital para que la ciudad adquiera nivel. Hay muy buenos artistas en Oviedo, pero es necesario decirles a otros que no todo vale, los críticos deben poner las cosas en su sitio, debería haber más críticos de arte. En Asturias se consolidan tres a los que se les impulsa institucionalmente y estos son los que llevan la voz cantante, sin que sean ni por asomo los más autorizados.

Desde hace un par de años largos, en colaboración con muchos amigos escritores, ilustradores, periodistas, hemos ido dando forma a un proyecto cultural totalmente altruista independiente y desvinculado de cualquier partido político que se proyecta desde el corazón de la ciudad antigua, intramuros, desde la calle Oscura, en uno de los vértices de la Plaza del Sol, donde se encuentran cotidianamente un buen número de creadores de diversos ámbitos. De ahí han salido iniciativas totalmente independientes y alternativas que han dejado una huella importante para la ciudad literaria de Oviedo y su cultura actual.

Ya no solo se hablará en el futuro de "La Regenta" y Clarín, de Dolores Medio y "Nosotros, los Rivero", de Ramón Pérez de Ayala y "Tigre Juan", hay mucho camino entre ellos y el Oviedo literario actual. En "[O] Anatomías del Antiguo" que he tenido la fortuna de editar y que recopila los textos de 32 escritores y las ilustraciones de 8 artistas que proponen una mirada personal sobre el casco antiguo, se abre una nueva vía de expresión para el presente literario de la somnolienta Vetusta, que mantenemos en marcha con constancia y decisión, un proyecto que cuenta con autores como Tamara Camino, Natalia Menéndez, Virginia Gil Torrijos, Gema Fernández, Fee Reega, David Suárez, Suarón, Jose Yebra, y muchos otros hasta sobrepasar el medio centenar de colaboradores en los que confío y deseo tengan el reconocimiento que merecen en el futuro cultural de Oviedo.

Compartir el artículo

stats