Elisa Beltrán estudió en el colegio de las Ursulinas, ahora Santa María del Naranco, y de allí salió para estudiar Magisterio por Educación Especial. En 1994 regresó al colegio, ya como profesora. Allí trabajó con su "profe" Esther, aquella mujer que en primaria le había cambiado la vida. Estuvo doce años en Educación Especial y luego se encargo de primero y segundo de Primaria. Ahora está nominada al título de "Mejor docente de España", que concede la fundación Abanca. En enero se sabrá el ganador.
- ¿Qué se siente al estar nominada como mejor docente de España?
-La Fundación Abanca hace la convocatoria y tú puedes nominar a tu profe, al profe de tus hijos, a un antiguo profesor. En mi caso fueron las familias de mis alumnos de este año y de cursos anteriores. Se supone que yo no debería saber que me han nominado pero el cuestionario que tienen que cubrir es tan extenso que hay cosas que no sabían y que me tuvieron que preguntar.
- Está bien que sean los padres y no los colegios o un grupo de profesores nominando a sus colegas.
-Ahí está la clave. En mi modo de entender la educación es fundamental, formar un buen tándem con las familias.
- ¿Cómo es ser profe de niños de 5 a 7 años?
-Muy guay, si se me permite la expresión. Permite dar al maestro todo lo que tiene. Para los niños esa es una edad de mucho descubrimiento y tienen muchísimas ganas de aprender.
- ¿Y cuándo se les quitan?
-Depende del profe. Una de las reglas más importantes del aprendizaje es que los niños jueguen. Si un niño aprende mejor haciendo dibujos hay que dejarle hacer dibujos, no todos los niños aprenden igual. Esto es muy importante para mantener en ellos esas ganas de aprender.
- ¿Hay diferencia entre un profesor y un maestro?
-Son dos perfiles diferentes de docente. Cuando un alumno te llama "profe" o incluso utiliza tu nombre de pila hay un enganche que parte de la afectividad. El maestro es algo más tradicional, aunque también hay maestros que son profes excelentes.
- ¿Todos tenemos un profesor que nos marcó la vida para bien o para mal?
-Sí. A mi me marcó mi profe Esther en primero de primaria. Además repetí curso y tuve la suerte de tenerla dos años seguidos, luego trabajé con ella. Yo venía de una situación familiar complicada y ella me ayudó muchísimo y me enseñó a crecer.
- Volviendo al premio, ¿en qué basan las familias su nominación?
-Destacan que soy capaz de adaptarme a cada uno de sus hijos. Cada niño es diferente y en un aula hay diferentes ritmos de aprendizaje. Siempre hay un grupo que van más o menos igual pero luego los hay que están un poco más arriba y otros que están un poco más abajo. La clave es atender a estos que están un poco más abajo. Tenemos que saber de qué pie cojea cada uno. Para esto tienes que tener mucha confianza por parte de las familias. No todos los niños aprenden a la vez las mismas cosas.
- ¿En qué ha cambiado la educación desde que usted empezó?
-Los principales cambios han sido tecnológicos y metodológicos. El profesor que se ha enganchado a este carro sigue ilusionado con la educación.
- Respecto a los cambios tecnológicos, estamos ante las primeras generaciones en las que los alumnos pueden saber más que los profesores en algunos aspectos como el uso de las nuevas tecnologías.
-Sí, a veces alucinas con lo que son capaces de hacer los niños de cinco años. Y tenemos que tener cuidado, no puede ser que la pasión por jugar al balón acabe en un balón virtual. Vamos a tener una generación enganchada a las redes sociales y lo que tenemos que hacer es que los niños desde pequeños se acostumbren a que hay otras cosas, a que existe la naturaleza. Hay niños de cinco años que quieren ser youtubers.
- ¿Cómo es una clase de una aspirante a mejor docente de España?
-Muy dinámica. Soy una "hackeadora" del sistema. Me cuesta mucho seguir los horarios. Cuando me dicen que voy a estar tres horas con el mismo grupo soy feliz. Lo primero que eliminaría son los horarios. Tampoco creo que las asignaturas, tal como está estructurado, tengan mucho sentido. No entiendo que si a las nueve y cuarto de la mañana empiezo una clase de Matemáticas la tenga que acabar a las diez si a los niños les está molando lo que hacemos. En ese caso yo seguiría con las Matemáticas y cuando se cansen ya pasarán a otra materia. Hago un poco lo que me pide el cuerpo en cada momento.
-¿Les pone deberes?
-No, nunca. El aprendizaje tiene que darse en la escuela. La educación debe darse en casa y con ayuda del colegio pero el aprendizaje debe ser en clase.
- ¿Debo ayudar a mis hijos a hacer los deberes si no le salen?
-No. Si a un niño no le sale un problema de matemáticas lo que debe hacer el padre es enviar una nota al profesor diciendo que su hijo no hizo los deberes porque no lo entendía bien así que lo mejor es pegarle otro repaso en clase.
- Un alivio, la hora de hacer los deberes puede ser un martirio.
-Los padres no son profes. No puedo ponerme a darle voces a mi hijo porque no sabe hacer una suma. Si no sabe hacerlo es un fallo muy grande del profesor.
