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La Policía sospechó que el extorsionador del Naranco tenía agentes infiltrados

El delincuente alardeaba de tener controlados los movimientos de los policías que le seguían la pista

Aspecto actual del zulo del Naranco. MIKI LÓPEZ

La Policía Nacional llegó a sospechar que el cabecilla de la banda criminal que utilizaba el misterioso zulo del Naranco para practicar extorsiones, identificado seis años después de su fallecimiento, tenía agentes infiltrados cuando le seguían la pista en las décadas de los ochenta y los noventa del siglo pasado. Así lo señaló a este diario un veterano agente el pasado mes de febrero cuando las investigaciones derivadas del hallazgo del zulo en abril del pasado año, apuntaban ya a que podría tratarse del cuartel general de un grupo criminal.

Por aquel entonces se desconocía que el investigado ya había fallecido seis años antes, pero las declaraciones realizadas por el experimentado policía parecen tener más razón de ser tras descubrirse que el hombre nunca llegó a ser pillado cometiendo ninguno de los múltiples delitos perpetrados por su grupo durante más de cuarenta años.

Según indicó el mismo agente, el extorsionador del Naranco, que residió durante un tiempo en unas chabolas cercanas al zulo en las que se halló material explosivo en 2014, alardeaba de que conocía con todo detalle los movimientos de los agentes para tratar de detenerle. "No llegó a consumar ninguna extorsión y nunca llegamos a pillarle", declaraba en febrero el policía en relación a los intentos fallidos del delincuente por secuestrar a un industrial textil y un pediatra infantil en la época de la Transición, así como el secuestro consumado de un carpintero de Colloto en 1995 que finalmente se saldó con la liberación del empresario sin llegarse a abonar los 20 millones de pesetas que pedían de rescate.

Familia cómplice

La hipótesis de que los tentáculos del criminal llegasen incluso hasta algunos agentes de la Policía explicaría la falta de información sobre delitos cometidos en el zulo del Naranco a pesar de los indicios de que fue utilizado hasta su hallazgo en 2017. Es esa ausencia de pruebas de delitos recientes la que llevó a la juez del juzgado de instrucción número 2 de Oviedo Simonet Quelle Coto a dejar en libertad a la mujer del desaparecido extorsionador, detenida este año a raíz de las investigaciones en el zulo, y archivar las investigaciones realizadas al hijo del matrimonio por un caso sobreseído provisionalmente. Ambos familiares del fallecido son sospechosos de pertenecer al grupo organizado, al igual que otros allegados, exculpados de momento por falta de pruebas.

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