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Los Glayus dinamizan la enseñanza desde Oviedo

Ayuntamientos, colegios y asociaciones de padres y madres de todo el país se apoyan en las actividades y metodologías educativas del grupo asturiano para fomentar la solidaridad entre los niños

Miembros del grupo preparan un espectáculo.

El glayu o arrendajo recoge todas las semillas que encuentra en verano y las esconde en el suelo de los bosques que sobrevuela para poder comerlas en invierno, cuando apenas hay nada que llevarse al pico. Son tantas que muchas se le olvidan y acaban convirtiéndose en árboles y plantas. Sin querer, el glayu es uno de los principales reforestadores de la cornisa cantábrica. Un grupo de estudiantes de psicología y educación adoptó el nombre de esta ave tras conformarse como asociación juvenil. El pragmatismo del pájaro e incluso sus descuidos les parecieron la filosofía perfecta para su agrupación, nacida en 1994. "Queríamos ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas y transformar positivamente los valores de la sociedad en favor de la educación medioambiental, la igualdad y la solidaridad", explica Alejandro García, miembro y unos de los fundadores de Los Glayus.

Veinticuatro años después, el trabajo de la asociación ha dado sus frutos y acaba de ser reconocido con el Premio José Lorca a la Promoción y Defensa de los Derechos de la Infancia en su duodécima edición. Un galardón que promueve la Consejería de Servicios y Derechos Sociales y en el que Los Glayus compitieron contra la Fundación por la Acción Social "Mar de Niebla"; el "Programa de promoción del buen trato, prevención e intervención de la violencia contra la infancia y la adolescencia en el Principado", de la Asociación Asturiana para la Atención y el Cuidado de la Infancia (ASACI); y el programa "Escolinos de Babel", de la asociación Accem.

Los Glayus intentaron ceder en sus inicios a los centros educativos materiales propios justo cuando gracias a la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE) se pusieron en marcha las tutorías en los colegios e institutos. Sin embargo, no fue posible llegar a un acuerdo. "Ofertamos el material, pero no lo quisieron. Sólo nos llamaban para los 'Días d', es decir, para el Día de la Paz, el Día del Niño y cosas así", comenta García. Al poco tiempo, comenzaron a proponerles tareas las Ampas de los colegios e incluso los Ayuntamientos. Los talleres de teatro y las animaciones con el juego como elemento de transmisión se convirtieron en su día a día desde entonces. Hace diez años pasaron de ser Asociación Juvenil a simplemente ser Asociación Los Glayus -de interés social y cultural- porque prácticamente todos sus miembros pasaban de los 30 años. En la actualidad, el grupo está formado por doce personas y un buen número de colaboradores. Los miembros del núcleo duro son: Alejandra Tirado Turiel, Natalia González Ovies, Sara García García, Irma Fombella Coto, Alejandro García García, Sergio Martínez Dosal, Llariza Arcoiza Amigo, Alejandro Ramos Rodríguez, Camino Fernández Revuelta, Beatriz Álvarez Areces, Belén González González y Alejandra Hevia Prieto.

Los Glayus tienen su sede principal en Oviedo, pero su campo de actuación se extiende por toda la geografía asturiana y fuera de ella. "Impartimos proyectos formativos en Galicia, Cantabria, País Vasco, Madrid o Cataluña, entre otras comunidades", aclara Alejandro García. Extremadura, Andalucía. Murcia y Canarias también han recibido la visita de la asociación asturiana, que establece regularmente convenios con Ayuntamientos y se presenta a la convocatoria de subvenciones de la Administración.

El libro "Avanzando a ritmo de la infancia" recoge 81 experiencias o actividades puestas en marcha en 23 municipios asturianos y puede descargarse en la página web del Observatorio de la Infancia. Para Los Glayus, una de las actividades más reconfortantes en la que ellos participaron fue la que hizo un grupo de niños avilesinos para reivindicar los derechos de los menores a nivel mundial. Escribieron una carta al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para pedirle que ratificara la Convención sobre los Derechos del Niño. Un tratado internacional de las Naciones Unidas, firmado en 1989. Le pidieron a una profesora que tradujese la carta al inglés y solicitaron a la Alcaldesa que enviara la misiva a la Casa Blanca. Los chavales no obtuvieron respuesta, aunque lejos de desanimarse, iniciaron una acción a través de internet para animar a otros niños a que hiciesen lo mismo. A Washington llegaron días más tarde miles de cartas de todo el mundo apoyando a los chicos de Avilés. Los Glayus, los pequeños pájaros recolectores, estaban tras la iniciativa.

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