La capilla del tanatorio El Salvador de Oviedo se quedó pequeña en la tarde de ayer para una despedida muy sentida. Familiares, compañeros de trabajo y moteros abarrotaron el espacio religioso para dar el último adiós a Ovidio Sánchez, el motorista fallecido al mediodía del sábado tras chocar contra una furgoneta en Piedramuelle al que los asistentes coincidieron en calificar como "un excelente trabajador y mejor amigo".

A falta de una hora para el funeral, la sala 5 del tanatorio ya estaba a rebosar. El mar de lágrimas iniciado al mediodía del domingo continuaba vigente. El dolor por la pérdida de un hombre de tan sólo 41 años, que esta misma semana cumplía un año de casado y acababa de lograr un contrato fijo en una empresa de soldadura del polígono llanerense de Silvota se respiraba en el ambiente. "Lo que le ha pasado a este chico es muy injusto", comentaba una amiga de la familia de este ovetense criado en Ciudad Naranco y que ahora vivía con su mujer Agadía en el barrio de Pumarín.