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Avalancha de reclamaciones por retrasos de hasta 10 meses al notificar las multas

Los conductores, la mayoría de fuera de Oviedo, denuncian que recibieron sanciones sin opción de descuento o embargos directos en sus cuentas

No hay día en el que en el Ayuntamiento de Oviedo no se encuentren con un caso similar al de Jorge Ignacio Escandón. Se trata de un conductor de Noreña que recibió una multa en su domicilio diez meses después de haber sido cazado por el radar del Bulevar de Santullano y que llega echando humo al Consistorio porque al haber pasado tanto tiempo ya no tiene opción al descuento del 50% por pronto pago. Su única opción es soltar los 300 euros íntegros y presentar una reclamación formal a ver si suena la flauta y se los devuelven. Si no abona la multa, los intereses siguen creciendo y el montante puede llegar a ser muy superior. Fuentes del área de Segurida afirman que están hartos de lidiar con casos como ese, y que el problema no es de ellos. Las multas, insisten, las llevan a rajatabla, pocas prescriben o caducan porque la administración cumplen los plazos y se aplican las leyes establecidas. El problema, concluyen, está en las notificaciones. El servicio postal del Ayuntamiento lo gestiona la empresa Correo Inteligente Postal (Cipostal) desde que Correos fue excluida de la adjudicación.

Jorge Ignacio Escandón asegura que el suyo no es ni mucho menos un caso aislado y que sabe de al menos otras veinte personas que están en su misma situación. Suelen ser conductores que residen otros municipios, pero también hay afectados que viven en Oviedo. Él cometió la infracción el día 23 de enero de 2018 con un vehículo de sustitución que le habían dejado en el concesionario mientras reparaba el suyo. "Me llamaron y me preguntaron que si había pasado por el Bulevar de Santullano en esa fecha, que les había llegado una multa. Yo les dije que sí y asumí la culpa. Entonces desde el concesionario certificaron que yo era el conductor y me dijeron que la denuncia me llegaría a casa. Paso un mes, pasaron dos... Al final se me olvidó", explica el afectado. El día 21 de noviembre, diez meses después de haber sido fotografiado por el radar, le llegó la resolución sancionadora: 300 euros por circular a una velocidad de 73 kilómetros por hora por una zona limitada a 50.

Previamente, justo después de que el concesionario lo identificó como conductor, debería de haberle llegado a su domicilio la denuncia, un papel que da opción a beneficiarse del pronto pago en un periodo de veinte días naturales o a presentar alegaciones a la sanción renunciando a la rebaja. En su caso, al reconocer los hechos, la multa se habría quedado en 150 euros, pero no fue así. "Yo fui confiado a la Oficina de Recaudación pensando que como era un error del sistema tendría derecho a pagar la mitad, pero me explicaron que lo mejor era pagar y reclamar después. También se puede hacer al revés, pero te arriesgas a pagar los intereses", dice. La reclamación está puesta desde el pasado 29 de noviembre.

Escandón también acudió a pedir cuentas a las oficinas de la empresa Correo Inteligente Postal, situadas en la calle Fray Ceferino. "Allí me dieron una hoja, me dijeron que la empresa había dejado los avisos en mi casa y que fuese a reclamar a las Oficinas Municipales de Información al Consumidor, que están donde el Campillín. Lo hice y allí me dijeron que había mucha gente en mi situación", subraya Jorge Ignacio Escandón.

Moisés Martínez, que vive en El Berrón, es uno de ellos. Tiene una cafetería en la calle Quintana y viene todos los días a trabajar a Oviedo, pero el día 1 de febrero de este año le dejó el coche a su padre y le metieron una multa por pasar a 80 kilómetros por hora por la zona del radar de Santullano. La multa le llegó el 13 de marzo, tres días después justificó que el conductor era su padre -en este caso la sanción llevaba aparejada la retirada de dos puntos del carnet- y no volvió a saber más de la multa hasta el día 22 de noviembre, cuando ya no había posibilidad de pagar la mitad de su importe. "Vivo en el mismo domicilio que mi padre y en nuestra casa siempre hay alguien. No vino nadie a traer las notificaciones", asegura con rotundidad.

Martínez también acudió a la Oficina de Recaudación municipal. "Me dijeron que cogiese un papel azul, que lo rellenase y que con eso quedaba registrada la reclamación allí y en la Policía Local. Se portaron muy bien y me dijeron que había mucha gente así", señala. Al día siguiente fue al Rubín, a la Policía Local. "Nada más llegar me aseguraron que la empresa les había dicho que me lo habían notificado y que mi opción era protestar allí. Lo hice. Cubrí una hoja de reclamaciones en la que ellos también pusieron lo siguiente: nuestros trabajadores siempre dejan aviso", señala. "Tuve que pagar los 300 euros y estoy esperando, pero tiemblo cada vez que vengo a Oviedo porque sabe Dios si tengo alguna multa más de la que aún no me he enterado", subraya.

Embargo

Peor es el caso de José Marcos Saavedra Expósito, un noreñense que fue multado saliendo de Oviedo, cazado por la pistola radar que a veces se coloca sobre el puente que une Ventanielles con Pumarín. Le cayeron 300 euros de multa, pero cuando la notificación le llegó a casa fue en forma de notificación de embargo y el importe se había triplicado. "Al no haberse podido identificar al conductor se actúa y por ley se carga contra el propietario del vehículo. Eso es una falta muy grave según el artículo 11 de la Ley de Seguridad Vial, por lo que el importe se multiplica por tres", explican fuentes del área de Seguridad. Dice que la empresa nunca le avisó y el asunto está ahora en manos de abogados.

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