Con la Catedral al fondo y la casa familiar a la derecha, entre la capilla de la Balesquida y el palacio del Conde de Toreno, la numerosa familia de los Fernández-Mijares se reunió ayer por sexto año consecutivo.

Tras la muerte de su madre, Purina Sánchez, viuda de Ramón Fernández-Mijares, con el que regentaba la conocida Gestoría Sánchez, en la calle Jesús esquina con Fruela, los hijos quisieron reunirse en Navidad para recordar y honrar a sus padres, así como compartir en torno a la mesa y el mantel unos momentos en los que se reunieron la mayoría de la familia, como comentó Pelayo Fernández-Mijares, secretario del Colegio de Abogados y un entusiasta como sus hermanos de esta reunión familiar.

El más pequeño en acudir a la cita fue Antonio Rubio Ríu, de algo más de un año, que optó por permanecer cómodo en su carricoche. El veterano fue Ramón, el mayor de los hermanos. Abogado, fundador del despacho familiar y amante de la música. De hecho toca varios instrumentos, algunos de ellos algo raros por su exótica procedencia. Y es que la música es su gran pasión, y de ella disfrutan familiares y amigos en las interminables reuniones gastronómico-musicales en su casa de Las Regueras. La jueza de la familia es la joven Laura Sotorrío Fernández-Mijares.

Durante la comida, en un hotel cercano a la casa familiar, hubo un recuerdo para los ausentes que por distintas razones no pudieron acudir a la cita anual, entre ellos la jueza, destinada en Cantabria.

Otro está en la ciudad estadounidense de San Francisco, otro en la bulliciosa y peliculera ciudad marroquí de Tánger, y al que está más cerca, en Sevilla, se le torció a última hora la visita a Oviedo. "Pero todos estamos convencidos de que asistieron en espíritu", advirtió Pelayo Fernández-Mijares. A los postres se recordaron los mejores momentos vividos en la numerosa familia ovetense.