Edu Carrillo y Manu García tienen 23 y 24 años, se conocieron en la Facultad de Bellas Artes de Salamanca. Al acabar la carrera, García volvió a Oviedo y Carrillo, de Santander, decidió trasladarse a la capital del Principado. Aquí montaron un piso-taller y ahora tienen un estudio en la zona de Otero. De allí salen todos sus trabajos, como los que exponen dentro de la muestra colectiva "Rica pulpa", que se puede visitar en la galería de Pablo de Lillo, en la calle General Zuvillaga, hasta el próximo día 16 de febrero.

Pablo de Lillo conoció a García y a Carrillo por Instagram y enseguida se interesó por la obra de unos chavales que pueden ser los modernos de Oviedo pero que se asientan en la tradición pictórica y en todo lo que aprendieron en Salamanca. Podrían haber optado por cualquier otra disciplina, pero tiraron por la pintura porque "es lo que más nos gusta, ir probando cosas, nuevos materiales y dejar un punto de azar en la obra, ver cómo va evolucionando al pintarla", explica García. Cierto que los dos se han adentrado también en el collage con fotografías, algo que a García le obliga a "cambiar el chip".

Carrillo apunta que la forma de trabajar es echarle horas en el estudio, "somos albañiles del arte", define, y que tampoco se trata de pensar mucho las cosas sino de dejarse llevar, de ver cómo van saliendo las cosas y si es necesario destrozarlas una vez terminadas si no es lo que se espera.

Poco a poco, y pese a ser insultantemente jóvenes, van haciéndose un hueco. Juntos han diseñado los discos de "Alberto & García", grupo en el que Manu toca el saxo, "Tundra" y "Mingote", tres de las bandas que más han dado que hablar en los últimos meses en Asturias y que más proyección tienen.

Pablo de Lillo ha apostado por ellos por la sorpresa que le ha producido su obra. Ellos se centran en trabajar muchas horas cada día para buscar e ir encontrando el camino.