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Visiones De Ciudad

Con la música a otra parte

Una ciudad que necesita llenarse de vida para no ser un cascarón semivacío

Con la música a otra parte

Como decía Bruce Springsteen hace poco, todo el mundo tiene una relación de amor-odio con su ciudad natal. Él escribió "Born To Run", nacido para correr, y ahora vive a 10 minutos de distancia del lugar del que soñaba con escapar. Muchos de los que hace años soñábamos con escapar de Oviedo nos hemos dado cuenta de que, en realidad, en Oviedo, con todos sus defectos, se vive muy bien.

El problema es que a la gente de mi generación nos han mandado con la música a otra parte. Literal y figuradamente.

Lo literal es obvio. El Principado de Asturias prohíbe algo que en otros países es símbolo de identidad. Algo tan sencillo y tan importante como poder disfrutar de música en directo en los bares (debidamente insonorizados). Nos querríamos mirar en el espejo de Viena, Dublín o Nueva Orleans, pero no nos dejan. Oviedo no ha sabido resolver ese problema, como no ha sabido resolver tantos otros, independientemente del color político que ocupe el Ayuntamiento. Tampoco hay soluciones a cosas tan sencillas como el acceso por parte de los artistas locales a los teatros y auditorios públicos, o un cauce para presentar propuestas a los festejos de la ciudad. Así que Oviedo nos manda con la música a otra parte. ¿A dónde? La respuesta a esa pregunta no está ni siquiera flotando en el viento.

Hoy me interesa más insistir en lo figurado: nuestra propia ciudad nos expulsa de su seno. Vivimos en la capital de la provincia más envejecida del país más envejecido del continente más envejecido del mundo. ¡Menudo trabalenguas! El ovetense es una especie en peligro de extinción, como lo es el asturiano. ¿Cómo es posible entonces que Oviedo necesite áreas de expansión? Más ladrillo y cemento en todas las direcciones posibles, ¿por qué y para quién?

La respuesta es sencilla y un poco triste. Los ovetenses nos tenemos que ir a vivir a las zonas periféricas de la ciudad mientras el centro languidece. Tenemos que abrir nuestros negocios en calles sin ningún tráfico comercial, esperando inocentemente un milagro que no llega, hasta el inevitable cierre. Estamos abocados a una vida en la que los centros comerciales sustituyen y usurpan el centro de la ciudad, acaparando el consumo e incluso el ocio. Y luego los políticos se sorprenden de que necesitemos usar el coche y circular con él por las calles de Oviedo.

Paseemos un poco por las calles del centro, entendido en un sentido amplio. A simple vista, yo diría que la mitad de las viviendas de cada casa están vacías. Y en según qué calles, hay más locales comerciales cerrados o en venta que abiertos. Los establecimientos "de Oviedo de toda la vida" cierran al llegar la edad de jubilación de sus dueños y son sustituidos por la nada o por una oficina de banco o de telefonía.

Conozco personalmente varios casos de negocios, tanto nuevos como asentados, que no pudieron afrontar la subida del alquiler: un café, una tienda de ropa, una joyería, una peluquería. Hoy esos locales están vacíos. Los propietarios prefirieron echar al inquilino antes que mantener el precio.

En Estados Unidos hay muchos coleccionistas de recuerdos de Elvis Presley. Muchos de ellos contaban con vender sus colecciones a un elevadísimo precio para asegurarse su jubilación. Sin embargo, hace un par de años saltó la noticia: por primera vez Elvis se estaba devaluando. Las subastas se cierran con precios por debajo de la mitad de lo esperado. Discos que podrían haberse vendido por 25 euros en los años 80 ahora valen cero. Elvis nos dejó en 1977. Cuarenta años más tarde, hay más coleccionistas interesados en vender que en comprar. Con la vivienda en Oviedo pasa algo parecido.

En una breve búsqueda he encontrado más de quince pisos que cuestan más de 900.000 euros; uno supera ampliamente los 2 millones. ¿Quién los va a comprar? Y no hace falta irse a los extremos ni centrarse en los apartamentos de lujo. La generación de mis padres pudo acceder a viviendas nuevas, amplias y bien situadas, con hipotecas a plazos muy razonables y que en muchos casos podían ser asumidas con un único sueldo en casa. ¿Cómo es posible que comprar esas mismas viviendas, ahora de segunda mano, requiera un importantísimo esfuerzo económico, treinta años de hipoteca, y por supuesto dos sueldos para poder pagarla? De nuevo, ¿quién las va a comprar y cómo? Y luego está el problema de los alquileres, que merece su propio análisis y en el que no voy a entrar.

Con los locales comerciales y de hostelería el problema se agrava por una particularidad de la ciudad que siempre me ha llamado mucho la atención: lo marcadas que están sus zonas. Si pones un bar una calle más allá de la zona de bares, lo más probable es que fracases, aunque a veinticinco metros de distancia los locales estén llenos. Si pones una tienda especializada en una calle que no es especialmente comercial, aunque sea muy céntrica, vas a tener el mismo problema. Y luego están esos locales "malditos" en los que todos nos hemos fijado alguna vez, donde abren y cierran constantemente distintos negocios.

Esta ciudad, envejecida o no -es lo de menos- tiene que volver a la vida y para eso tiene que tener vida. No puede ser un cascarón semivacío. Los ovetenses tenemos que poder vivir en Oviedo, llenar las calles de vida, demandar y ofrecer esos servicios que son el principal motor económico de la ciudad, ser espectadores y creadores culturales, encontrarnos en la plaza del pueblo. Pasear por calles que no sean una fotocopia de todas las demás calles de todas las demás ciudades. Entonces sí que puede tener sentido hablar de nuevas peatonalizaciones, de nuevos equipamientos culturales, tecnológicos o comerciales.

¿Se pueden hacer desde el ámbito municipal políticas que favorezcan el repoblamiento de la ciudad, que luchen contra los locales vacíos y las casas deshabitadas? ¿Se deben regular los precios de los alquileres? ¿Incentivar las ventas? ¿O es un problema autonómico, estatal, europeo, sin margen de maniobra local?

Yo no lo sé, pero me gustaría tener respuestas, y sobre todo, soluciones.

No podemos ser coleccionistas de Elvis sin nadie a quien le interese nuestra colección. Los románticos del rock'n'roll tenemos una consigna: "Elvis sigue vivo". Yo quiero que Oviedo siga vivo. No nos mandéis con la música a otra parte.

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