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Nuria Formenti viaja a la luz de Canarias

La artista, afincada en Oviedo, expone en las islas su colección más personal, "Abrázate a mis quimeras"

Nuria Formenti, ayer, en su estudio ovetense. IRMA COLLÍN

Nuria Formenti se abraza a sus quimeras en su estudio de la avenida de Galicia de Oviedo. Entra fuerte la luz de invierno y ella se afana en pintar sus sombras. Las presentará mañana, viernes, en el lugar donde la luz manda, en Gran Canaria. Su colección, "Abrázate a mis quimeras", se mostrará hasta el 29 del próximo mes de marzo en la galería de Manuel Ojeda, una de las más valoradas del país. Así se llama la muestra "Abrázate a mis quimeras".

Hasta allí han viajado trece obras en las que la artista confiesa que ha soltado todo, "es muy personal y muy íntimo", define. Y lo es porque en las obras Formenti muestra su pintura, pero también su poesía. El espectador puede descubrir pequeños versos, pensamientos, frases que definen a la persona que está tras los pinceles.

Se lo ha tomado como algo personal y ha cambiado su impronta artística. Ha dejado a un lado los lienzos y el óleo para pasarse al papel, la acuarela, la tinta y el grafito. Un salto no exento de riesgos, el primero, acostumbrarse y conocer los nuevos materiales. El segundo, que "al pintar en papel no hay manera de disimular, como los pensamientos". Dice que se enamoró del papel porque es muy noble, "no te deja ocultar nada". Una obra hecha sobre lienzo se puede tapar, "el papel hay que romperlo y tirarlo", no se puede reutilizar, "como los pensamientos", insiste, "tiene la fragilidad de la realidad", desarrolla, y sigue: "es una limpieza interior, y si hay que romper algo lo rompes y ahí se murió, no camuflas nada, no es posible". Ésa, dice, es la parte que le emociona, "que puedes estar trabajando durante horas y luego lo tienes que romper, es muy duro". Una especie de Marie Kondo artístico en el que lo que no vale se tira por mucho esfuerzo que costase o mucho cariño que le tengas.

Esas trece obras son para mirar con tiempo, si algunas de ellas no midiesen dos metros serían también para mirar con lupa, para ir descubriendo los detalles que la artista va dejando dispersos hasta lograr la unidad del cuadro. Pensamientos y formas que han servido a Formenti para vaciarse y que dejan claro que buena parte de su composición, la de ella no la de la obra, es una gran dosis de optimismo. Trazos coloristas que según la pintura proceden de los colores del Caribe que lleva tan dentro. "Pero también está la parte melancólica marcada por las despedidas, siempre he tenido que despedir a gente", explica.

La artista se lo ha tomado con calma, sin marcarse tiempos para acabar la obra. Se ha dejado llevar y de ese paso del tiempo han salido las obras que desde mañana se podrán contemplar en Canarias.

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