Cuando vendí mi cuarto coche, un Simca modelo TI, compré un Citroën BX en la delegación que tenía la marca francesa cerca de Colloto. El nombre comercial creo recordar que era Valtra, que primero había sido concesionario de los autobuses Traval, de Oviedo. Sólo era cuestión de darle la vuelta al nombre comercial.
Allí, en Valtra, hacía las revisiones del coche y con el fin de ser uno de los primeros en terminar con los trámites madrugaba y prefería esperar un rato a que empezase a trabajar el taller e incluso el recepcionista.
Así que un buen día llegué muy temprano y ya había otra persona delante más madrugadora que yo. Así que aparqué y salí a estirar las piernas. También estaba paseando el que iba delante de mí. De pronto se me acercó muy sonriente y me dijo: "Hola, Luis, ¿qué es de tu vida, que hace tiempo que no nos vemos?". Me asombró porque no lo conocía. Primero pensé que era un compañero del colegio, después del instituto, más tarde de la Escuela de Comercio o de la Academia Llana. Pero no.
Llegó un momento que mi expresión era de idiota total, de tal forma que él se dio cuenta de que no le conocía. Así que empezó a decirme que se llamaba Carlos, que vivía enfrente de mi casa en la calle Asturias, que jugábamos juntos en la calle, que..., vamos, qué sé yo cuántas cosas más.
Cuantas más cosas me contaba, menos sabía yo de aquella persona. Después me dijo que actualmente trabajaba en la entonces Ensidesa y me preguntó dónde trabajaba yo, a lo que le respondí que en un banco. Y así estuvimos charlando un buen rato hasta que llegó el recepcionista, con lo cual nos despedimos hasta otro momento.
Como decía al inicio, han pasado los años, muchos, y yo sigo sin acordarme del tal Carlos, y que no lo ubico en ninguna de las casas que estaban enfrente de la mía, ni tan siquiera próximas. Así como recuerdo a Ricardo, Fito, Gilito, Luisín y alguna chica más de nuestra edad. Pero de Carlos ni idea. Espero que si lee esto me sepa disculpar.
