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PEDRO VILLANUEVA | Escritor, presenta hoy su estudio sobre el hospicio

"La realidad del hospicio de Oviedo fue muy dura, los niños morían por cientos"

"Al abrir el edificio, muchos cojos echaron a andar, y los ciegos a ver, para que no los ingresaran"

Pedro Villanueva. LNE

Pedro Villanueva nació en 1976 en Cerredo (Cangas del Narcea). Es politólogo y escritor y, tras hacer sus primeros pinitos con novelas juveniles, acaba de publicar "Soy Francisca, niña cuna", una obra que recorre la historia del Hospicio Real de Oviedo, creado en 1752, hasta su transformación en el hotel de la Reconquista. El autor presenta esta tarde el libro, a las 19.00 horas, en la sala Covadonga del hotel junto a la bibliotecaria de la Junta General del Principado, Josefina Velasco.

- ¿En qué se inspiró?

-Mi interés por este tema surge por un romancero de Ramón Menéndez Pidal que habla de las malaterías o edificios de asistencia. A partir de ahí, comienzo a tirar de la manta y descubro la historia del hospicio.

- Mezcla diversos géneros.

-Es un ensayo novelado fresco. La intención es divulgativa. Choca ver que mucha gente no sabe que el Reconquista fue originariamente un hospicio. Es un libro duro porque relata historias de tiempos en los que hubo hambrunas y guerras y las muertes de niños se contaban por cientos.

- ¿Predomina la realidad o la ficción?

-Mantiene el rigor académico e histórico. Tiene una base documental fuerte. Por poner un ejemplo, cuento cómo muchos de los niños pasaban a trabajar como pajes de navío. Cuento historias ambientadas en batallas navales reales, perfectamente descritas y fechadas. Otra cosa es el desarrollo personal que hago de cada personaje.

- ¿Recabó muchos testimonios?

-Algunos me hacen especial ilusión, como es el caso de Valentina López, una mujer a la que sus padres dejaron en el hospicio en 1928 y tras vivir 22 años allí fue muy feliz y volvió a encontrar a su madre. Es una historia real, pero bonita, así que se puede contar. Solo con ver a esta mujer ilusionada con el libro, el trabajo ya me llena.

- Por tanto, investigó mucho.

-Recuperé dos libros de ordenanzas de Isidro Gil de Jaz, fundador del edificio previa petición a Carlos III. En estos escritos hay anécdotas muy simpáticas. Por ejemplo, el edificio se creó para atender a un millar de mendigos que había en la ciudad. Sin embargo, al abrir sus puertas, muchos desvelaron sus falsas lesiones para no verse obligados a ingresar. Muchos cojos echaron a caminar y los ciegos empezaron a ver.

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