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El ensayo tiene recompensa

Los usuarios de los 52 centros sociales deslumbran al público del Filarmónica durante una gala de dos horas

María Rosa Blanco ayuda a vestirse a Mari Luz Fonseca. F. RODRÍGUEZ

La 23.ª edición del Festival de Centros Sociales celebrado en el Filarmónica el miércoles deslumbró al público por la calidad de las actuaciones, la mayoría bailes de salón y canciones populares interpretadas a coro. Más de cien personas ensayaron a lo largo del curso las distintas piezas representadas en el escenario, una mezcla del trabajo diario y la preparación específica del festival.

Ainara Fernández y su madre Tatiana Velázquez compartieron nervios, escenario y aplausos. Bailaron sevillanas y tanguillos de Cádiz con otras siete compañeras bajo la supervisión de su profesora Alma García. Representaban al Cortijo, en La Corredoria. "Me apunté yo primero a sevillanas en el centro social y luego a ella le picó el gusanillo y también se inscribió", explicó la madre en camerinos, mientras se cambiaba y ayudaba a maquillar a su hija de 13 años minutos antes de salir al escenario. El ambiente previo a la función estaba en los pasillos del edificio que ocupa el teatro en la calle Mendizábal. Otras doce mujeres del centro social de Colloto esperaban ansiosas su turno para bailar chachachá al ritmo del conocido tema "Torero" de Renato Carosone. En el pasillo, el coro del centro social de Otero y el de Villa Magdalena ensayaban sus repertorios bajo la dirección de Carlos Esteban. Las dos formaciones interpretaron por separado varios temas populares y luego se unieron para cantar otros.

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