Á. FIDALGO
José Antonio Rodríguez es el párroco de Santo Domingo.
- Este es un año histórico para la parroquia.
-Cuando llegué se cumplían los cuarenta años de la parroquia, que viví tal vez con más ilusión que ahora. Hicimos una pequeña revista y una celebración, algo parecido a lo que haremos ahora para festejar los cincuenta años de la parroquia, pero no mirando atrás sino adelante, para seguir anunciando al Jesucristo resucitado. Son cincuenta años de parroquia en una iglesia que el año pasado cumplió quinientos años, igual que el convento.
-¿Qué cambia de pasar de una iglesia conventual a otra parroquial?
-Que le da un tono de cercanía a los nuevos parroquianos, porque es una oportunidad que tenemos de poder acercarnos más a la gente con ocasiones de bautizos, comuniones, bodas y entierros.
- ¿Estarán más que para estas ceremonias?
-Claro, pero son ocasiones de llegar y acercarnos a los parroquianos. Esa es una de las prioridades que tiene que hacer la Iglesia: abrir, acercarse y acoger. El cómo acojas, cómo celebres, cómo les sigas es vital para que sientan que hay una comunidad cristiana que está con ellos. Tenemos, además, que hablar un lenguaje que la gente entienda para que se sienta atraída. Dios lo que quiere es que seamos felices, pero no a cualquier precio.
- ¿Como evolucionó la parroquia desde su fundación?
-Tras unos años de caída estadísticamente, está teniendo un momento de repunte. Ahora hay muchos matrimonios jóvenes y, por tanto, con hijos pequeños, lo que nos permite tener todos los años unos cincuenta críos para empezar la catequesis. También es verdad que hay menos bodas y cada vez más funerales, unos cuarenta todos los años.
- ¿Y la asistencia a misa?
-El número no es lo importante. Lo decisivo es que las personas que vengan descubran a Jesús y también que es una buena noticia.
- Vamos, que van por el buen camino...
-Hemos conseguido madurar y lo que realmente importa es que podamos cumplir siempre un año más.
