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Cuando la edad no es un límite

El palacio de congresos acogió el Día Internacional de las Personas Mayores, con un alegato al buen trato y el respeto a la tercera edad

La charla del inspector de Policía Pedro Aguado. DUNAI PEDROUZO

Las personas mayores deben tener un mayor peso y deben ser respetadas como parte activa de la sociedad. Así quedó claro ayer en la celebración del Día Internacional de las Personas Mayores en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Oviedo, en Buenavista, donde se ofrecieron numerosos recursos a los mayores para desenvolverse mejor en el día a día.

El técnico de Cruz Roja David Piñera habló de las falsas limitaciones que se les atribuyen a los mayores y con las que cree que hay que acabar: considerarlas personas improductivas -que en realidad no son, y en la propia ONG se dan muchos casos de voluntariado de personas de más de 65 años-, o personas inflexibles, que supuestamente no pueden adaptarse a los cambios, cuando tampoco es cierto. También se asocia la edad a la senilidad, cuando se da en casos concretos, y no en la mayoría de la población. Quiso ser optimista y citó una frase del cineasta sueco Ingmar Bergman, que reza que "envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena".

Piñera propone fomentar el buen trato a los mayores, y luchar contra el maltrato. Respecto a este último aspecto, señaló que, además de los maltratos más visibles como el físico, psicológico, sexual, económico, la negligencia o el abandono, existen otros dos muy extendidos pero que no se tienen suficientemente en cuenta. El primero de ellos, el llamado "Síndrome de la abuela esclava", que sufren muchas mujeres a las que se asignan tareas como el cuidado casi obligatorio de los nietos o de personas dependientes que no les corresponderían, y que sufren cada vez más mujeres. Y, por otra parte, el llamado "edadismo", o discriminación a las personas simplemente por su edad, que se fomenta en una sociedad cada vez más centrada en la juventud.

El buen trato consiste en revertir todas estas situaciones y pensar en el bienestar de las personas mayores. Tratar bien a los mayores pasa por reforzar su independencia, lejos de protegerlos excesivamente para que dependan cada vez de los demás; respetar sus preferencias, evitar su soledad y aislamiento, tratarlas con dignidad y respeto, facilitar que controlen sus pertenencias, escucharlas y favorecer que tomen sus propias decisiones.

Por otra parte, su mayor vulnerabilidad hace necesario que tengan recursos suficientes para protegerse. Con esta idea, el inspector Pedro Aguado, del área de Participación de la Policía Nacional, habló del llamado plan Mayor Seguridad, en el que se dan consejos para conducirse con más precaución en la vía pública, en casa, en el banco, en los viajes o internet.

Cada uno de estos lugares -reales o virtuales- tiene unos peligros a los que se puede hacer frente con medidas eficaces de prevención, casi siempre relacionadas con la defensa ante embaucadores o timadores, que suelen cebarse con la gente de más edad. Los mayores, si quieren, pueden tener recursos para todo.

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