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Aparejador especializado en restauración

Manuel Fernández: "La restauración completa de la Catedral sería un error, no se podría rectificar"

"Los edificios no se pueden rehabilitar por rehabilitar, hay que encontrarles un uso; el problema es que ahora es más difícil"

Manuel Fernández en el Colegio de Aparejadores de Oviedo. FERNANDO RODRÍGUEZ

El aparejador Manuel Fernández, nacido en Pontevedra en 1945 y vecino de Illas desde 1980, participó recientemente como ponente en unas jornadas de formación que organizó el Colegio de Aparejadores de Oviedo. Aunque ha realizado trabajos de todo tipo, uno de los ámbitos en los que más ha profundizado es en la rehabilitación de edificios monumentales. Entre ellos, la Catedral de Oviedo.

- La Catedral ha sido su campo durante años.

-Van 22 intervenciones, de las cuales yo he formado parte del equipo multidisciplinar en mi faceta de director de ejecución, y también de coordinador de seguridad, que tiene su importancia. En todos estos años tuvimos la suerte de no tener ningún problema.

- ¿Es complicada la seguridad?

-Sí, porque se ve desde dos puntos de vista, de la seguridad del edificio y la de las personas que están ejecutando las obras. Y por supuesto, de los usuarios. No deja de ser un edificio habitado. Puedes estar haciendo la Cámara Santa y están pasando por al lado, o estás haciendo la torre y está pasando la gente por la puerta.

- ¿Cuál fue la más importante de todas las intervenciones en la catedral?

-La rehabilitación de la torre y la del claustro. La catedral sufrió bombardeos en la Guerra Civil. Parte de la torre se tiró, se voló la Cámara Santa, hubo una serie de cuestiones que la perjudicaron mucho. Con el plan de después de la guerra hubo una intervención para que no se cayera y no entrara el agua. Pusieron cubiertas nuevas, perfiles metálicos y, a partir de ahí, hubo un mantenimiento pero no se hicieron obras importantes desde 1940, salvo una en la entrada. Yo entré en noviembre de 1996 cuando habían caído unas piedras en el interior, se buscó de dónde habían caído, el rosetón de la fachada norte, e hicieron un plan director. A partir de ahí hubo 22 intervenciones. La última, en octubre de 2013. De todas maneras, sigues estando en contacto, porque hoy hay una gotera, mañana se levanta un pavimento o se estropea una verja. Es un edificio muy grande que tiene un mantenimiento general.

- El coste será grande.

-El caso es, en mi opinión, cómo se interviene. No tiene nada que ver la catedral de Oviedo con Notre Dame, Burgos o Santiago. Hay que situarla en el contexto que está. Una obra de restauración completa de la catedral, en mi opinión, sería un error.

- ¿Por qué?

-Porque puedes aplicar sistemas constructivos que a lo mejor no funcionan. O tratas una piedra de un determinado modo y, a lo mejor, al año siguiente aparece un tratamiento nuevo que es mejor, o hay una cubierta que pusiste de una determinada forma y que ves que no te ha funcionado muy bien, y lo puedes corregir en la siguiente. Si lo tuvieras todo hecho no lo podrías corregir. Es mejor hacer poco y volver por ello unos años después que no pasarte y que no tenga retorno. Si se hace poco, se puede rectificar. En cualquier caso, los proyectos son de los arquitectos, en este caso Jorge Hevia y Cosme Cuenca. Yo formo parte de un equipo multidisciplinar. Para mí, una persona importante fue Rosa María Esbert, catedrática de petrología de la Universidad de Oviedo. Nos enseñó mucho y le consultamos mucho.

- ¿Da cierto respeto un edificio histórico?

-Mucho respeto. Aun así, a mí me daba más respeto el primer día que ahora, porque la experiencia te va diciendo lo que tienes que hacer. De ahí vienen las charlas en el colegio. Para aportar mi experiencia a mis compañeros.

- ¿Quedan muchos edificios históricos por rehabilitar en Asturias?

-Se ha hecho mucho. En cualquier caso, para mí, en el tema de la rehabilitación, hay dos cuestiones fundamentales. La primera, que tenga un objetivo: cultural, económico, hotelero. No se puede rehabilitar por rehabilitar. Puedes mantener, y es evidente que la ley te obliga a mantener ese edificio, pero lo bueno es que se le encuentre un uso. Los planes de uso, ya sean públicos o privados, tienen que existir, siempre que sean compatibles con el edificio.

- A veces puede ser complicado encontrar un uso.

-El problema ahora es que a nivel oficial se han rehabilitado muchos edificios, para bibliotecas o centros, y eso está un poco agotado. Ahora es más difícil encontrar un uso. Creo que se está parando ciertas rehabilitaciones porque no se encuentra un uso adecuado al edificio.

- ¿Cómo se enfrentó a la crisis del sector?

-En realidad, con la crisis yo tuve más trabajo. La gente, cuando iba bajando la obra, estaba más asustada económicamente y me llamaban más. La gente cogió miedo a perder su patrimonio. Es una cosa curiosa. Cuando hacen inversiones en esos edificios para muchos es la inversión de su vida, entonces tratan de conservarlos. Yo no tuve crisis. Siempre trabajé.

- ¿Asturias atiende bien a su patrimonio?

-Hay un gran nivel de construcción. Se ha cuidado mucho y pretendemos que se cuide más. La imagen en absoluto es negativa. Que se puede hacer más, seguramente. Pero bajo mi punto de vista aquí se ha cuidado mucho y se sigue cuidando. Tenemos una comisión de Patrimonio muy rigurosa que marca unas directrices y que se respeta.

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