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NICANOR PLATERO VERA | Presidente de la asociación de vecinos "El conceyín" de la corredoria

"En mi época de escolar usábamos latas como braseros para calentar los pies"

"El movimiento vecinal debe servir como enlace entre el sentir del barrio y las instituciones, siempre con afán reivindicativo"

Nicanor Platero. Luisma Murias

Nicanor Platero Vera es extremeño de nacimiento, pero asturiano de adopción y corazón. Llegó a la región por motivos familiares y laborales y se quedó para siempre. Su alto sentido del compromiso social le llevó a involucrarse en el movimiento vecinal y a presidir la Asociación de Vecinos "El Conceyín" de La Corredoria.

Un extremeño que se hizo asturiano. "Me confieso extremeño de nacimiento y corazón, y asturiano de adopción y de corazón también. Todos tenemos nuestra arboleda perdida y rara vez tengo el corazón partío , salvo cuando juega el Oviedo contra el Extremadura. Entonces realmente lo paso mal".

De un pueblo de labradores. "Nací hace 65 años en un pueblo de la provincia de Badajoz, Campillo de Llerena, una localidad de campesinos, con pocos recursos en aquella época. Mis padres eran labradores como la mayor parte de las personas del entorno".

Escuelas sin calefacción. "La infancia fue la típica del pueblo. Fui a escuelas que no tenían calefacción en los duros días de invierno, con heladas monumentales. Los niños nos llevábamos de casa braseros de picón en latas de dulce de membrillo que poníamos entre los pies. Muchos de mis recuerdos de infancia transcurren entre los carámbanos del invierno y los campos dorados de trigo en primavera cuando íbamos a cazar mariposas. Fueron unos años maravillosos".

El Bachiller en un internado. "Con 10 años ingresé en un internado en Don Benito para cursar el bachillerato de cuarto y sexto con reválida, mientras los padres y vecinos emigraban a Europa para poder pagar esos estudios. Fue en Bélgica donde conocí durante unas vacaciones a una cabraliega que se convertiría años después en mi mujer. Mi vocación por el francés y por la cultura francesa llegó de mis continuas estancias vacacionales en Bruselas. Por eso decidí cursar Filología románica (especialidad francés), en Sevilla".

El encuentro con Sevilla. "A falta de Universidad en Extremadura los pacenses estudiábamos en Sevilla y los de Cáceres en Salamanca. Eso era lo típico. En la época universitaria me tocó la muerte de Franco y la transición. En aquellos años descubrí la música de los cantautores españoles y latinoamericanos (Labordeta, Aute, Luis Pastor, Larralde, Cafrune y Mercedes Sosa. También me aficioné al teatro de vanguardia y al cine de cine forum".

Bruselas, primer destino laboral. "La única salida profesional de mi filología románica era la docencia, por el eso y por mi vocación de francófilo la elegí. Paradojas del destino, mi primer destino fue Bruselas, el INBAD (Instituto Nacional de Bachillerato a Distancia). Impartía clases de lengua y cultura española a los hijos de los emigrantes españoles, la mayoría asturianos. Ellos estaban escolarizados en el sistema educativo belga y por las tardes venían a recibir nuestras clases. De esta manera convalidaban sus estudios. Ejercíamos una especie de apostolado de la cultura española".

Tineo y la llegada a Asturias. "De Bruselas me trasladé a Tineo en 1984. Cuando llegué, aquellas brañas me parecieron interminables y aquellas montañas se me venían encima. No tardé mucho en hacerme con el paisaje y paisanaje y allí pasé cinco estupendos años, tres como Director del Instituto. Después vendrían Trubia, Llanes donde estuve cuatro años como concejal de Cultura dedicando mi tiempo libre de manera altruista a los vecinos del Concejo; Ciaño (Langreo), Pola de Siero y La Corredoria donde me jubilé y donde tuve el honor de trabajar con los jóvenes de mi barrio, de los mejores que he tenido. Lo digo sin rubor ni pudor. Atrás quedaron mis representaciones teatrales con alumnos y profesores (Tres sombreros de copa, Viva el duque nuestro dueño, Las bicicletas son para el verano, Yerma?), y mis viajes con mis alumnos de francés a París y a Bélgica".

Un barrio que estaba por hacer. "Cuando me asenté en La Corredoria, allá por el año 2000, se trataba de un barrio casi hecho pero con muchas cosas por hacer. Me hice socio del Conceyín. El gusanillo y la inquietud de hacer cosas se llevan dentro. Pensé, y lo sigo haciendo, que el movimiento vecinal debe servir como transmisor, como enlace entre el sentir del barrio y las instituciones, locales y autonómicas, con un sentido reivindicativo que debe verse exento de acritud, con el único objetivo de intentar tener un barrio mas humano, habitable y tolerante. La Corredoria es crisol y reflejo de lo que vivimos, es multicultural, multiétnico y también corresponde a las Asociaciones vecinales crear lugares comunes de convivencia y tolerancia".

Paseos dominicales y visitas a la montaña. "Salgo poco del barrio, salvo para acudir a eventos culturales y sociales puntuales. También nos daos algunos paseos dominicales por el Fontán, porque aquí también tenemos de casi todo. Mi vida transcurre entre estos sentimiento y mis montañas rocosas, las de Cabrales, donde tenemos una casa en Puertas de Cabrales, un pueblo de ensueño".

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