Burló todos los controles de seguridad, engañó a amigos, vecinos y hasta a su propia pareja para robarles y estafarles durante más de dos años, pero al final su farsa terminó derrumbándose como un castillo de naipes. Así puede resumirse la historia del "poli ful" como los agentes de la Policía Nacional conocen al falso agente local que entre 2016 y 2018 utilizó uniformes y material del cuerpo municipal ovetense para engañar a su entorno más cercano y algunos desconocidos. Accedía a sus casas y negocios y se llevaba todo el dinero y objetos de valor. Ahora, la Fiscalía le imputa ocho delitos por los que pide una pena de 18 años y medio de cárcel.

El acusado tenía 31 años cuando fue detenido en junio de 2018. Entonces, la policía le intervino diversas prendas de la Policía Local de Oviedo, esposas, emisoras, documentación oficial y todo tipo de utensilios utilizados a diario por los agentes municipales de la capital asturiana, así como una pistola que sin embargo resultó ser de aire comprimido. Todos estos elementos fueron utilizados, según el ministerio público, para construir una compleja trama cuyo objetivo era robar sin levantar sospechas.

El fiscal sostiene que el acusado se valió de su amistad con un policía local próximo a la jubilación y que habitualmente realizaba labores de control de acceso al cuartel del Rubín para campar a sus anchas por las instalaciones de Seguridad Ciudadana. En sus visitas al cuartel, el varón se habría hecho con uniformes de los contenedores y todo el material oficial empleado por la plantilla integrada actualmente por 227 policías. El efectivo que supuestamente colaboró para que se hiciera con los uniformes fue detenido días después por la Policía Nacional.

Dicho material fue utilizado para hacerse pasar por agente. Una de sus primeras víctimas fue la mujer a cuya casa acudió para supuestamente informarse sobre una intervención realizada días atrás y de la que posteriormente se convirtió en pareja sin que esta conociera en ningún momento de su estafa. El "policía ful", que se hacía llamar Álex o Alejandro aprovechó la ausencia de su pareja para robarle 10.000 euros en joyas y 2.500 euros en metálico que tenía guardados. Posteriormente, el procesado se valió de la confianza con varios familiares de su entonces novia para entrar en sus viviendas y negocios y llevarse también grandes cantidades de dinero y joyas. A estos episodios se sumaron robos a vecinos a los que supuestamente acudía a ayudar tras escuchar a través de la emisora policial que tenían problemas.