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"Estamos en primera línea, así no es difícil cogerlo", dice el primer policía local contagiado

"De esta enfermedad se sale y vamos a vencerla", señala el agente, que continúa aislado en una habitación de su casa desde el día 15 de marzo

El primer agente de la Policía Local de Oviedo infectado por el coronavirus -casi al mismo tiempo se conoció el positivo de otro compañero del mismo turno- lleva encerrado en una habitación de su casa desde el pasado día 15 de marzo. Solo y sin poder mantener ningún tipo de contacto con su familia. Asegura que las ha pasado canutas y que no entiende cómo hay gente que a estas alturas aún se atreve a comparar al COVID-19 "con una gripe fuerte", pero ya se encuentra prácticamente recuperado y a la espera de que los sanitarios acudan a su casa para volver a hacerle las pruebas y saber con certeza si el maldito bicho ya ha desaparecido. "Ya no tengo fiebre y me encuentro bien, pero lo más seguro es que no me hagan las pruebas hasta el jueves o el viernes porque los médicos tienen otras prioridades, como es lógico, y está la cosa muy apurada", explica animado.

El agente, que prefiere mantener su anonimato, comenzó a encontrarse mal ese domingo al llegar a casa después de terminar un turno de siete días. "Tenía malestar general y un dolor muy fuerte en la espalda y en los riñones. Me olí que podía estar contagiado y le dije a mi mujer que iba a encerrarme en otra habitación por si acaso", señala. "Al día siguiente empezó la tos y ya tenía algo de fiebre, o sea que llamé al 112 para avisar. Me dijeron que por el momento sólo les estaban haciendo las pruebas a personas que se encontraban graves y que siguiera aislado en mi casa, pero al día siguiente se modificó el protocolo y se incluyó también a los miembros de los cuerpos de seguridad con síntomas de la enfermedad, así que volví a llamar y me dijeron que vendrían a mi casa porque además soy asmático y tengo más riesgo", añade.

Los sanitarios llegaron el miércoles por la tarde, el día 18 de marzo. "Al día siguiente me confirmaron que había dado positivo, aunque yo ya había avisado a la jefatura de la situación en la que estaba tres días antes para que tomasen precauciones", relata. Mientras tanto, el virus hacía de las suyas. "El dolor de espalda me duró tres o cuatro días y me impedía hasta dormir. No paraba de toser y la fiebre era permanente y tuve muchas náuseas. Estuve hecho un Cristo", explica el agente, que es joven y atlético. "El día 20 me puse peor, con bastante ahogo, y vinieron a buscarme para llevarme al HUCA. Allí me hicieron unas pruebas, me dieron antibiótico para combatir un posible principio de bronquitis y volvieron a enviarme a casa. La verdad es que es duro, ahora entiendo que el virus sea letal para las personas mayores", señala.

En su casa se siguen respetando a rajatabla las medidas de seguridad para evitar el contagio. "Hemos hecho una barrera en el pasillo para que mi hijo no pase y mi mujer me deja la comida en una silla que tengo pegada a la puerta para que no haya contacto. Además, lavamos la ropa a más de sesenta grados, mis cubiertos y los platos se desinfectan y se friegan aparte, se friega toda la casa con lejía y la mantenemos ventilada continuamente en la medida de lo posible", asegura.

El agente no tiene ni idea de dónde pudo contagiarse. "Con nuestro trabajo y el contacto con la población no es fácil evitar el riesgo, pero eso va en nuestro sueldo y lo sabemos. Estamos en la primera línea y así no es difícil cogerlo, pero pudo ser en cualquier lado porque el periodo de incubación es variable. El sábado anterior a los primeros síntomas nos tocó cerrar un par de bares llenos de gente y disolver un botellón, entre otras cosas, pero pudo ser tomando el café por semana. No se puede saber", explica. Eso sí, no culpa a nadie de lo ocurrido. "Es cierto que antes de todo esto llevábamos años pidiendo guantes y mascarillas y que si las hubiésemos tenido habría habido más seguridad, pero con los medios que hay disponibles se está haciendo todo lo posible y eso hay que valorarlo mucho. Lógicamente se tardó en reaccionar porque se trata de un escenario que nunca se había visto, pero eso sí, no puede volver a pasar", dice. Ahora, con la enfermedad prácticamente superada, el agente quiere lanzar un mensaje de optimismo: "De esta enfermedad se sale y vamos a vencerla".

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