La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Máscaras a medida en González Besada

El vecino José María Crespo regala pantallas protectoras hechas con su impresora 3D a empleados de supermercados y farmacias de su calle

La farmacéutica Patricia Bartolomé se pone una máscara de protección MIKI LÓPEZ

La solidaridad ha inundado los establecimientos abiertos en la calle González Besada. Los empleados de un supermercado, dos farmacias y varios locales de alimentación han recibido pantallas protectoras para la cara. Un vecino y cliente las hizo y distribuyó gratuitamente. José María Crespo, de 33 años, las hizo gracias a las dos impresoras 3D que tiene en casa. Un proyecto frustrado de negocio le obligó a adquirirlas hace tiempo y apenas les había dado uso hasta ahora.

Crespo es miembro de tres grupos de Telegram formados por personas con impresoras 3D: "Coronavirus makers", "COVID-19 Fab Asturias" y "COVID-19 Fab Oviedo". Juntos forman una red de apoyo a los trabajadores que están en primera línea de riesgo. Es decir, aquellos de cara al público. Tanto en el sector sanitario como en el de la alimentación. En lo que va de confinamiento, el grupo de Asturias ha hecho más de 2.700 pantallas para personal de diferentes centros sanitarios de la región.

"Tardo unas seis horas en hacer una máscara protectora para la cara. Calculo que he dado unas 30 ó 40. Muchas en González Besada y otras por distintas calles de la ciudad", explica Crespo, que regenta un alojamiento en Cangas del Narcea que abre los meses de verano. La pantalla cubre todo el rostro, lleva una visera ajustable y está hecha de PLA (ácido poliláctico). Un termoplástico biodegradable creado a partir de recursos renovables como el almidón de maíz o la caña de azúcar. Aparte de usarse en la impresión 3D se emplea en implantes médicos, envases de alimentos y vajillas desechables. El diseño de las pantallas protectoras se consensuó entre el grupo de expertos en 3D y el SESPA. "Nos mostraron varios diseños y al final se escogió ese", aclara Crespo, que completó hace meses su formación en impresión en tres dimensiones con un máster en Impresión 3D creativa por la Universidad de Oviedo.

Yolanda González es una de las agraciadas con una pantalla protectora. Trabaja en un supermercado del número 15 de González Besada. En cuanto suben la persiana del establecimiento, se pone la protección y va de allá para acá; de las cajas al almacén o a los pasillos. "Estamos muy agradecidas. José nos ha dado cuatro. Hay compañeras que llevan una mascarilla normal de tela que nos ha dado la empresa y otras preferimos ésta. Protege más", explica. Así, tanto cajeras como reponedores atienden al público con garantías de evitar contagios por COVID-19.

Unos metros más abajo, la farmacéutica Patricia Bartolomé también comienza su jornada laboral poniéndose la máscara hecha por Crespo. El vecino con impresora 3D les dio tres, una para cada trabajadora. "Antes de que nos regalase estas pantallas, andábamos con unas mascarillas que nos dio un dentista y con otras que habíamos comprado antes del estado de alarma en un bazar chino. De hecho, las reutilizábamos. Vaya, que nos tenemos que autoabastecer. Si no es por su solidaridad, no tenemos material protector de calidad para nosotras mismas". Bartolomé carga contra la falta de previsión de las Administraciones para nutrir de EPIs (Equipos de Protección Individual) a profesionales de primera línea como ellas. "Si a esa carencia de mascarillas o de geles le unes otras cosas como los precios abusivos, la situación es penosa. Hay gente que se lucra. Por ejemplo, los termómetros también escasean y hay quien ahora los regala por la compra de un tensiómetro".

Compartir el artículo

stats