Javier Cuervo tiene un negocio pequeño situado en la calle Carpio y no tiene empleados, algo que agradece con la que está cayendo. "Yo solo tengo tres mesas en la terraza, pero no tengo que pagar nóminas a otros trabajadores y además el dueño del local se ha portado muy bien y solo me ha cobrado la mitad del alquiler. Mi situación no es de las peores, pero habrá muchos bares que se vean obligados a cerrar si las cosas siguen así", explica. "En circunstancias normales yo solo abro por las tardes, pero ahora tengo que abrir también por las mañanas para tratar de recuperarme un poco después de este palo", añade.
Aun así, Javier Cuervo quiere ser optimista. "Yo creo que una vez que se vuelva a la verdadera normalidad, no a esa nueva normalidad de la que tanto se habla, la gente va a volver a actuar de forma muy parecida a como lo hacía antes de todo esto. Espero que eso ocurra como mucho antes de fin de año", señala. No obstante, también quiere ser realista. "Esto ha afectado a muchos trabajos y la gente va a tener menos poder adquisitivo, algo que siempre se nota en los bares".
