Miguel García, "Miguelo", es uno de los hosteleros más conocidos de la ciudad, y en los últimos años a su trabajo a los dos lados de la barra, como responsable de locales de ocio nocturno y como relaciones públicas con carácter único, ha sumado su pasión por la interpretación, Empezó como quien no quiere la cosa y ya va para una década delante de la cámara. Ayer finalizaba en la plaza de Trascorrales el rodaje de la última película en la que participa como actor y de la que también es productor, "Tristesse", de Emilio Ruiz Barrachina.
- En esta película hace de productor, en la ficción y en la realidad.
-Sí. Hace unos meses me llamó el director ofreciéndome un papel. Me dijo que la película se tenía que rodar en una ciudad señorial y monumental. Nada más leer el guion, me apunté de inmediato y, dándole una vuelta más, propuse ser el productor si la película se rodaba en Oviedo. Había propuestas para hacerla en otros lugares, como León, Burgos o Sevilla, pero yo estaba convencido de que Oviedo cumplía todos los requisitos, así que lo convencí y está encantado de haberla hecho aquí. La idea era rodar después de Semana Santa. El director vino en octubre a buscar localizaciones y le gustó tanto que acabó viviendo en Salas.
- ¿Por qué se empeñó en que se hiciese en Oviedo?
-Llevo más de 40 años creando ocio en la ciudad. Creo que, junto a mis socios, soy la persona que más ocio ha creado en esta ciudad. Estoy infinitamente agradecido a Oviedo y me apetecía devolver un poco de lo que me ha dado, aunque suene petulante. Miles de personas verán esta película, y si unos cuantos deciden venir a Oviedo y dejarse aquí el dinero, creo que estaré participando en la recuperación de la ciudad.
- ¿En qué papel se encuentra más cómodo, en el de productor o en el de actor?
-En el de actor. Ser productor es una locura. Tienes que poner mucho dinero y luego intentar sacarlo por otros sitios; te vuelves loco. La producción de una película es carísima. Solo alquilar un piano para grabar una escena en el teatro Campoamor ya son unos cuantos cientos de euros. Hemos tenido que alquilar casas, locales... la producción es muy cara.
- ¿De dónde han ahorrado?
-Hemos tirado mucho de amigos para papeles pequeños y cameos. También muchas amistades han participado como figurantes. Hemos contado con el director Julio de la Fuente, que conoce muy bien el cine asturiano y todas sus posibilidades.
- El coronavirus se ha llevado por delante algunas de las ayudas que tenían comprometidas por las administraciones.
-Contábamos con unas ayudas públicas, pero la pandemia retrasó el rodaje y se nos cayeron algunas de esas ayudas; también actores que tenían compromisos para estas fechas o que directamente no pudieron o no se atrevieron a viajar.
- ¿Han encontrado facilidades para rodar en Oviedo?
-Una vez recuperado el rodaje tras la pandemia, hemos tenido grandes facilidades por parte del Ayuntamiento. Tanto el alcalde, Alfredo Canteli, como las concejalías de Turismo y Cultura nos han ayudado. Nos han facilitado gratuitamente espacios municipales como la plaza de Trascorrales o el Campoamor para rodar escenas de la película.
-¿Oviedo es un buen plató?
-El domingo rodamos en Santa María del Naranco, con Oviedo de fondo. Eso no lo tiene Hollywood. Tenemos unos espacios naturales que es imposible recrear con decorados.
- ¿Cómo llegó Miguelo a colocarse delante de una cámara?
-Un día, hace casi diez años, me ofrecieron hacer un corto, "Caravana", acepté y poco a poco me fui involucrando sin buscar nada. Me van llamando para hacer cosas y ya he rodado cortos y películas en varias ciudades españolas y en París.
- ¿En qué se diferencia el Miguelo actor del hostelero?
-En nada, el actor es el mismo Miguelo que está detrás de la barra. Los papeles que he hecho en el cine no difieren mucho de mi vida real, lo que no me obliga a tener muchos registros como actor. Hago papeles en los que todo es muy natural.
