La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Confinados por un vado

Revuelta entre vecinos de la calle Fernando Alonso al ver desaparecer la salida de su garaje de un día para otro

Dos de los afectados, a la puerta del garaje; el coche ocupa el espacio de lo que antes había sido un vado. LNE

La desaparición del vado que prohíbe aparcar en la puerta de un garaje en el barrio de Santo Domingo, sin que nadie haya recibido advertencia previa alguna, ha dejado a un grupo de vecinos con sus vehículos confiandos en el aparcamiento y en pie de guerra.

Mediodía del viernes, alrededor de la una. Los vecinos de la calle Fernando Alonso llegan a su garaje con la intención de sacar el coche, pero se encuentran con un operario del Ayuntamiento pintando una línea blanca en el suelo donde solía estar el vado: sin aviso previo, había desaparecido. Sin embargo, tenían los contratos en regla, y la última fecha que en la que habían realizado un pago había sido el 3 de julio. Exaltados, buscan la forma de ponerse en contacto con el dueño, pero no saben quién es. Ellos, en su momento, firmaron un contrato con Rosario Mori, pero la arrendadora falleció. Sin embargo, el acuerdo se seguía renovándose automáticamente cada año. La propiedad pasó a manos de Celso Álvarez y después de este, a su fallecimiento, la heredaron sus hijos, Celso y Daniel. Hasta el viernes, los vecinos no habían tenido ningún problema: pagaban su cuota y tenían su plaza de garaje.

La cochera, en el bajo de Fernando Alonso 22, guarda alrededor de 25 coches. En su puerta, uno de los que normalmente se encontraba en el interior bloquea el paso con un cartel en el que se lee: "soy uno de los afectados. Dejo las llaves del coche en el Clarín", y un número de teléfono. Es el vehículo de uno de los vecinos, que cuando se enteró de lo ocurrido corrió a colocar su coche, ante la posibilidad de que ningún otro alquilado pudiera salir de la cochera.

Los dueños, Celso y Daniel, son otros de los afectados. Ellos heredaron el garaje hace dos meses aproximadamente, y el pasado marzo pagaron al Ayuntamiento dos años que debían, al poner en orden los papeles de su padre. Según cuenta Celso, el viernes por la tarde se encontró con la misma sorpresa que el resto: le habían clausurado el garaje, sin recibir ningún aviso previo. De hecho, fue una vecina de la calle Fernando Alonso que lo conocía la que le avisó de que se había quedado sin vado. En ese momento, la oficina encargada de tramitarlo había cerrado -abre de lunes a viernes, hasta las 14.30 horas- . Lo único que le quedó a Celso Álvarez fue poner un cartel advirtiendo a los vecinos de lo ocurrido. Su idea es "intentar arreglarlo" el lunes, en cuanto le permitan hacer el trámite y se entere de qué ha sido lo que ha ocurrido. "Cuando lo sepa, me reuniré con los vecinos para intentar dar las explicaciones pertinentes y arreglarlo de la mejor forma posible", dice el propietario, dispuesto a devolver la cuota en el caso de clausura del garaje.

Compartir el artículo

stats