Dos fines de semana seguidos (y aún queda un tercero) con la antigua Fábrica de Armas de La Vega ocupada por actividades culturales y para toda la familia renuevan las esperanzas de que las instalaciones fabriles, propiedad del Ministerio de Defensa, pasen de forma permanente al Ayuntamiento de Oviedo. El alcalde, Alfredo Canteli, que ayer visitó La Vega para conocer de primera mano alguno de los montajes del festival Cafca (Cultura, familia, ciudad abierta) espera que el acuerdo con el departamento que dirige Margarita Robles se alcance "pronto".
"Las negociaciones con Defensa se retomarán pronto", aseguró Canteli, que también insistió en que no se va a dejar llevar por las prisas. El objetivo es que "las cosas se hagan bien". Lo que tiene claro el regidor es que el futuro del complejo no pasa por hipotecar el futuro económico del Ayuntamiento de Oviedo pagando más de 40 millones de euros por los terrenos y "más del doble por su adecuación". La última tasación de la parcela que Defensa hizo llegar al Consistorio asciende a 44,4 millones de euros, cifra que el gobierno compartido por el PP y Ciudadanos estima inasumible.
Canteli descarta completamente la compra de los terrenos a tocateja. "Iremos por otra vía", dice. Y cree que "el Ministerio de Defensa será sensible a lo que le vamos a plantear". Un planteamiento que pasa por convertir La Vega en un parque cultural y empresarial en el que el Ayuntamiento pueda tener un recinto ferial, una de las carencias que tiene la ciudad. La preferencia del Consistorio, según detallaron fuentes municipales, pasa por buscar una gestión consorciada del recinto, en la que, además de la administración local, también se involucren la regional y la estatal. El Ejecutivo autonómico que lidera Adrián Barbón ya ha comprometido su apoyo, siempre que se ponga sobre la mesa una iniciativa que sea ambiciosa y también viable desde el punto de vista económico.
En las declaraciones que realizó ayer en La Vega, el Alcalde se mostró "convencido" de que la negociación entre las partes fructificará "a no muy largo plazo".
A la espera de lo que depare el futuro, La Vega volvió a cobrar vida ayer a las cuatro de la tarde con el festival Cafca, una demostración clara, en palabras del Alcalde, "de la apuesta del equipo de gobierno por la cultura y las familias". Al igual que en otras ocasiones, para estas actividades solo se puede disfrutar de una pequeña parte de La Vega. "Espero que algún día podamos abrirlo todo para la ciudad", subrayó el regidor.
Canteli visitó Cafca acompañado del concejal de Cultura, José Luis Costillas (Cs). El responsable del departamento que ha impulsado un final de verano maratoniano en la ciudad insistió en la apuesta por la cultura familiar, aunque fue más allá. "Es una apuesta por actividades inéditas en Oviedo y alguna en toda España", dijo.
Entre esas actividades destacó ayer por encima de todas "Finale", un espectáculo en el que dos bailarinas se descolgaron por la fachada del edificio de Liberbank en la plaza de la Escandalera, para interpretar dos coreografías durante veinte minutos. El público, entre el que también estaban Alfredo Canteli y José Luis Costillas, en esta ocasión acompañados de sus familias y como meros espectadores, contuvo el aliento durante esos veinte minutos de impactante espectáculo de altura.
Para asistir al espectáculo "Finale" había cuarenta sillas reservadas, pero las entradas se agotaron para todas las actividades de ayer. Así, por ejemplo, fueron cientos los espectadores que se congregaron en la Escandalera y alrededores para ver a las bailarinas. Lo destacó el Alcalde: "Hay mucha gente". Canteli estaba satisfecho de que todo el mundo llevara su mascarilla y se guardara una prudencial distancia de seguridad entre los que hasta allí se acercaron.
Si ver a las bailarinas producía vértigo, la misma sensación se experimentó en el espectáculo "La torre de palos", que se pudo ver en la trasera de la iglesia prerrománica de Santullano a las cinco de la tarde. Un acróbata fue construyendo de la nada una altísima torre con sus propias manos y utilizando solo su pericia, cuerdas y palos.
La torre se podía ver desde el otro lado de la autopista, desde el interior de la Fábrica de Armas de La Vega, donde la asistencia de público fue constante durante toda la tarde. Allí estaban "Puk y su troupe", con "el cine más pequeño del mundo" instalado en una caravana, y un gran número de juegos que llevaban a las familias a convertirse en un único jugador para salir adelante.
Entre lo que más llamó la atención está también la enorme pantalla a la que los jugadores pueden arrojar pelotas para ir matando marcianitos, una suerte de "Space invaders" a lo bestia.
Hoy y mañana, más. Y para todos los públicos.
