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La villa romana de La Estaca sigue creciendo

La nueva campaña en San Martín revela una edificación mucho mayor y permite ubicar con precisión el mosaico hallado en 1958

Trabajo en el yacimiento de San Martín de la Estaca, ayer, en Las Regueras.

La villa romana de San Martín de La Estaca, en las Regueras, sigue creciendo. Una semana después de que el equipo de arqueólogos encabezado por Juan Muñiz haya vuelto a trabajar en el yacimiento, ya hay dos conclusiones ciertas, la edificación original era mucho mayor de lo que se pensaba y el primer mosaico descubierto casi por casualidad aquí, en 1958, se puede ubicar ya exactamente en la parte norte de la casa.

Si el trabajo de 2018, en el lado sur, permitió descubrir un mosaico de 12 metros cuadrados e intuir una planta central en torno a un patio, las excavaciones al Norte han permitido ahora descubrir dos habitaciones, con sus pavimentos, y concluir que la residencia principal era mayor de los 600 metros cuadrados calculados inicialmente.

En este lado de la casa es donde también, explica Juan Muñiz, se puede localizar ya con precisión el lugar que ocupaba el mosaico localizado en 1958 por José Manuel González cuando se estaba construyendo una carretera, y que hoy se puede ver en el Museo Arqueológico de Asturias.

Hasta el 24 de septiembre, el equipo de arqueólogos espera nuevas sorpresas y no descarta que puedan aparecer nuevos mosaicos en la villa. La próxima semana seguirán los trabajos en el ala norte de la villa, pero al tiempo se empezará a abrir, dentro de la misma finca, un nuevo yacimiento para descubrir qué se oculta en un edificio anexo, alineado con la villa, y detectado por el georradar.

Muñiz es cauto. Cree que esta segunda edificación podría ser también romana, al ofrecer esa armonía en la disposición con la villa principal, pero no descarta que se trate de una construcción medieval ajena.

Mientras se trabaja en este nuevo frente, el amplio equipo de especialistas desplegados en Las Regueras seguirá profundizando en el sondeo de las habitaciones del Norte para descubrir más planta y tratar de dar también con algún vértice que permita fijar con mayor claridad los límites, tamaño y estructura de la villa. Muñiz también indica que ha sido muy importante lograr situar con precisión el lugar que ocupaba el mosaico hallado en 1958.

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