"Estábamos sentadas en un banco, empezó a darnos voces y de repente empezó a menear su miembro mirando hacia nosotras". Así relató su versión ante la jueza una de las dos chicas, entonces menores de edad, que el 6 de septiembre del año pasado denunciaron por exhibicionismo a un varón adulto en las inmediaciones de una zona verde próxima al campus del Milán. El procesado negó los hechos durante el juicio, asegurando que se limitó a orinar en un lugar apartado, y la Fiscalía decidió mantener su petición de una multa de 3.600 en las conclusiones de un juicio que quedó visto para sentencia.

Finalmente, solo pudo declarar una de las dos chicas que presenciaron los hechos, pues la otra se encontraba de viaje en Colombia. El fiscal consideró que la declaración de la chica era "persistente y ausente de todo ánimo de venganza".

El varón se limitó a negar la imputación. Declaró que el día que se produjeron los hechos, a las cuatro de la tarde, "estaba de doblete" tras pasar la noche tomando copas. Según explicó, había quedado para que lo recogieran en una marquesina y mientras esperaba le entraron ganas de orinar. Añadió que buscó un lugar apartado detrás de una caseta de obra situada en la calle Fernando Vela, donde no había nadie.

Su relato chocó con el del policía que le tomó declaración ese día. "Estaba muy alterado y decía que había sido otra persona", apuntó uno de los agentes de la patrulla que acudió a la llamada de auxilio de las chicas. El otro funcionario ratificó ante la jueza la versión dada por las chicas, que el hombre había cometido un delito de exhibicionismo, mostrándoles el pene a unos 25 metros de distancia.