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Todos los detalles del crimen de Vallobín: la madre, el perro y las puñaladas

La víctima, de 88 años, fue hallada muerta en el salón de su casa de la calle Maximiliano Arboleya

Portal donde se produjo el parricidio. LNE

Otro crimen violento vuelve a golpear el barrio ovetense de Vallobín. A pocos metros de la calle Mariscal Solís, donde en la Noche de San Juan de 2009 cuatro jóvenes asesinaron brutalmente a María Luisa Blanco, la Policía Nacional detuvo en la noche del viernes a un vecino del número 21 de Maximiliano Arboleya después de haber acabado a puñaladas con la vida de su madre. de 87 años.

Los hechos se produjeron en torno a las once de la noche en la vivienda que compartían madre e hijo. El asesino, V. F., de 54 años, conocido en el barrio y por la policía por sus problemas con la droga habría apuñalado al menos dos veces a su madre hasta darle muerte. Acto seguido llamó a la Policía para entregarse. Las heridas, según testigos presenciales, eran puñaladas profundas en el lado izquierda del pecho, de 34 y 36 centímetros de profundidad.

Acceso a la vivienda donde se produjo el crimen.

Fuentes de la investigación revelaron que en la pelea que presumiblemente se originó dentro del domicilio, el homicida también se llevó por delante a puñaladas a su perro. Cuando los agentes de la Policía Nacional acudieron a la vivienda, un domicilio que ya conocían por los constantes problemas y agresiones que sufría la madre a manos de su hijo, detenido hace solo unas semanas por otro episodio de violencia doméstica, se encontraron a la mujer tirada en el medio del salón. Durante media hora los equipos de emergencia estuvieron intentando reanimarla sin éxito. Cuando se certificó la muerte, el asesino ya estaba detenido en dependencias policiales.

Viejo conocido del barrio de Vallobín, sus vecinos certificaban esta tarde que V.F. había sido siempre un drogadicto con episodios violentos, pese a que en los últimos años había ido logrando calmar su carácter. Sin embargo, con el confinamiento por la pandemia, cuentan en su calle, su carácter se había vuelto otra vez muy conflictivo. La madre, a sus 86 años, dependía físicamente de su hijo, que la acompañaba le ayudaba en muchas ocasiones para salir a la calle. El hijo dependía, a su vez, del dinero de su madre para comprar droga, y fuentes de la investigación apuntan a una disputa relacionada con este asunto en el origen del homicidio.

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