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Luz para los tesoros ocultos de la Catedral

Los retablos de las capillas de la girola y el de los Vigiles entran en la nueva lista de bienes de interés cultural al finalizar su restauración

Retablos de la girola. | Irma Collín

La Catedral de Oviedo encierra historias en cada uno de sus rincones, y muchas de ellas las cuentan sus retablos, que recobran ahora protagonismo y posiciones al formar parte de la nueva lista de 55 bienes de interés cultural (BIC), que completa la declaración patrimonial con que cuenta la Sancta Ovetensis desde 1931.

En 1985 pasó a tener la consideración de bien de interés cultural y en 1998 la Cámara Santa fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco; en 2015 alcanzó tal reconocimiento el resto del conjunto, al ser un elemento vinculado al Camino de Santiago.

Según la resolución de la Consejería de Cultura, la selección incluye bienes del altar mayor, así como de las capillas laterales, la Cámara Santa, el Museo de la Iglesia y la Sala Capitular, las cruces de los Ángeles (año 808) y de la Victoria (año 908) y la Caja de las Ágatas (año 910) y el Arca Santa, pero también piezas de orfebrería y dípticos y los retablos localizados en las capillas laterales de la catedral y en su girola, de los siglos XVII y XVIII. Son precisamente estos retablos algunos de los tesoros menos conocidos del templo metropolitano, o al menos con un nivel inferior de “popularidad” respecto de las reliquias de la Cámara Santa.

Retablo de los Vigiles. | Irma Collín

Seis de ellos, el de los Vigiles y los de las cinco capillas de la girola, de José Bernardo de la Meana, (Oviedo 1715-1790), arquitecto y escultor de la última etapa del barroco español que durante 40 años trabajó en la Catedral como maestro mayor, acaban de vivir procesos de restauración que han devuelto el esplendor a la piedra, los dorados y los lienzos.

En la recuperación de los retablos de la girola han trabajado Pablo Klett, Paula Sánchez, Jesús Puras, Luis Suárez Saro, fallecido en abril del año pasado, y Natalia Díaz-Ordóñez Melgarejo, que se encargó de restaurar la capilla de San Pablo, que cuenta con la particularidad de albergar un lienzo, mientras que en los demás hay esculturas.

“La declaración de BIC era fundamental, hay que desarrollar la ley de Patrimonio Asturiano y este es un paso importante; la Catedral, con esa inmensa riqueza cultural, histórica y patrimonial, necesitaba que se individualizaran sus bienes, aunque el edificio ya es un bien de interés cultural en sí mismo”, indica la restauradora, que también destaca la ambiciosa actuación del cabildo, con el deán, Benito Gallego, al frente, al impulsar un plan director en el que solo quedan pendientes las vidrieras de la parte sur. Natalia Díaz-Ordóñez ha asentado el color y el estucado, ha limpiado las esculturas y ha tratado la madera, deteriorada por las humedades y filtraciones de agua.

Capilla del Rey Casto. | Irma Collín

Capilla del Rey Casto. | Irma Collín

El retablo contiene altorrelieves con escenas de la vida del apóstol y en el proceso se han descubierto unos rayos que parten desde el cielo en el lienzo central en el que se representa la caída de San Pablo del caballo. La recuperación de los retablos de la capilla de la Transfixión, con escenas de la Pasión, ha corrido a cargo de Paula Sánchez; la capilla de San Pedro fue adjudicada a Luis Suárez Saro, mientras que las de San Andrés y San Bernardo han sido responsabilidad de Jesús Puras y Pablo Klett, respectivamente.

En la capilla de los Vigiles se limpiaron las zonas ennegrecidas y afectadas por la humedad en techos y paredes, que tardaron años en secarse tras la reparación de la cubierta.

En la capilla de Covadonga apareció la sorpresa cuando, al retirarse el retablo seudobarroco y limpiarse las paredes encaladas, se descubrió la parte de la torre prerrománica de San Miguel y los huecos de conexión que había con la Cámara Santa y la cripta de Santa Leocadia.

La capilla de Nuestra Señora del Rey Casto, edificada por orden del obispo Tomás Reluz en 1705, sobre otra fundada por Alfonso II el Casto en el siglo IX, alberga otro de los valiosos retablos catedralicios. Se une a la Catedral por la majestuosa puerta de Juan de Malinas, construida entre 1470 y 1485 en estilo gótico tardío. En la nave norte se ubica el retablo de la Virgen de la Luz, del siglo XVI, de la escuela de Juan de Juni.

El retablo de las Lamentaciones, o del Llanto sobre Cristo muerto, situado en la Sala Capitular, data del último cuarto del XV y formaba parte del monumento funerario de Juan de Candamo y de las Tablas y de su mujer, Catalina González de Nava.

Retablo de las Lamentaciones.

Retablo de las Lamentaciones.

Otro de los retablos destacados es el de Santa Teresa, en el brazo derecho del crucero, de 1739, obra de Manuel Pedrero, Juan de Villanueva y Luis Fernández de la Vega, con intervención en el sotabanco del arquitecto Pedro Muñiz Somonte y de Juan de Fagundiz como dorador.

Por supuesto, en la lista de elementos con especial protección al incluirse en el nuevo listado de BIC no falta el retablo mayor, en la capilla mayor, obra del primer tercio del XVI de Giralte de Bruselas, Juan de Balmaceda, León Picardo y Miguel Bingeles.

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