El alero Alexis Bartolomé y el pívot Hervé Kabasélé, ambos del Oviedo Club Baloncesto, disfrutaron el mediodía del Viernes Santo de un buen pincho a la hora del vermú en la zona de Avenida de Galicia. A eso de las 13.00 horas, buena parte de los clientes comían primero, segundo o pincho en la terraza o a cubierto. Una media de una hora antes de lo habitual en Semana Santa. Los primeros en notar el cambio de hábitos son los hosteleros que ofrecen los “Bocados del Cofrade”, creaciones específicas para estas fiestas y que dan lugar a una ruta gastronómica por 26 establecimientos de la ciudad.

Begoña Yugueros sirve el bocado "Origen del Camino", en "La leyenda del Gayo" Miki López

Iván Martínez Villar abrió hace un mes en la zona y forma parte de la ruta. El suyo es un bocado de bacalao, encurtidos y tofe de tomate sobre un obulato (capa delgada y comestible de almidón que se usa para envolver algunos dulces). “Hay movimiento, pero no como otros años. Si no hubiera pandemia, el bocado se vendería mucho más por las tardes, a partir de las 20.00 y hasta las 22.00 horas. Ahora vendemos más a la hora del vermú. Hay más gente en la terraza que dentro, aunque los que escogen interior se aclimatan bien siempre que se cumplan la distancia de seguridad”.

Bartolomé toma el bocado de una vez y cierra los ojos de placer: “Buenísimo. Con la pandemia los jugadores salimos menos y preferimos ir a tomar algo temprano. Este tipo de iniciativas son perfectas”.

En la calle Altamirano, en pleno casco antiguo, el ayudante de cocina Rogelio Aires de Escena –“Sí, ese es mi apellido. Singular, ¿no?”, aclara- prepara otro bocado, de nombre “Origen del camino”. Es una croqueta invertida que lleva salsa de tomate con bacalao y mejillones, espuma de bechamel y crujiente de cebolla y panko (pan rallado japonés) con un poco de cebollino por encima y servido en tarrina. Es un bocado de cuchara.

El local ganó en 2019 (la anterior edición, ya que el año pasado la cita se suspendió) el primer premio; el Capuchón de Oro. De momento, van por buen camino porque a la clientela le encanta.

“Hay descontrol horario. Hay gente que viene a tomar el bocado porque no comió al liarse con el vermú y otra viene de vermú y se queda a comer”, explica la metre Begoña Yugueros.