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Las Carmelitas de Oviedo acogen un icono cristiano profanado en Siria por el Estado Islámico

La pintura ortodoxa, atravesada por las balas, estará guardado hasta el viernes en el convento de la falda del Naranco

Teresa Montoto, priora de las Carmelitas Descalzas, muestra una de las marcas de bala en el icono de la Anunciación expuesto en la iglesia del convento. | Miki López

Miles de cristianos padecen persecución en el mundo y el icono de la Anunciación de la iglesia greco-ortodoxa de Homs (Siria), se ha convertido en un símbolo contra esa violencia que se ve muy lejana desde una ciudad como Oviedo. En realidad, estos días, ya no tanto porque la pintura, traspasada por las balas del Estado Islámico, realiza un periplo por la diócesis de Oviedo y hasta el próximo viernes se encuentra en el convento de las Carmelitas Descalzas de Toleo (Fitoria), en la falda del Naranco.

El icono, que data de 2005, procede de una iglesia modesta de la tercera ciudad más importante de Siria, después de Damasco y Alepo. Su valor no reside en la calidad artística ni en la firma del autor, sino que se centra precisamente en la sencillez con la que expresa la tragedia de la guerra que han vivido miles de creyentes.

Teresa Montoto, priora de las Carmelitas, la orden fundada por Santa Teresa de Jesús, se emociona al mostrar las marcas que permanecen en la tabla, traída a España por iniciativa de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), y que se quedarán para siempre, a fin de simbolizar la difícil situación de violencia que se vive en otros países, agravada en estos momentos por la pandemia.

“Nos llamaron de ACN para ofrecernos la presencia del icono y nos encantó la idea, así nos sentimos más unidas a iglesia perseguida; tenemos en casa esa realidad que a veces no vemos”, indica la priora, que lleva año y medio en el cargo que ha asumido por segunda vez. “El icono es ortodoxo; el Papa habla constantemente del valor del trabajo y la oración por la unión de las iglesias, también nos sentimos más cerca de esas intenciones”, asegura la religiosa, asturiana, aunque nacida en Sevilla y licenciada en Biología. “Los padres de la iglesia decían que la sangre de mártires es semilla de cristianos, aunque la gente incluso se ría de estas cosas, la situación que padecen muchos cristianos es dramática”, recalca la monja, única asturiana en la comunidad de Carmelitas, integrada por 18 hermanas. “Mi ilusión era ser científica pero nunca llegue a ejercer como bióloga; a los 25 años profesé como religiosa y seguí mi vocación contemplativa”, explica.

“Ahora no suele venir gente a la iglesia por semana, así que la mayor parte del tiempo tenemos el icono dentro de casa para que esté siempre acompañado”, recalca la hermana Teresa. “Es un icono muy sencillo, no es una obra de arte, viene de una iglesia muy pobre y cada vez que lo miramos pensamos en la cantidad de gente que habrá rezado ante él”, añade.

José María Fernández de la Fuente, voluntario en Asturias de ACN, la fundación pontificia que nació en 1947, tras la segunda Guerra Mundial, no oculta su alegría ante la acogida que está recibiendo el icono en su paso por la Diócesis. El viernes el cu adro se irá al convento de las Pasionistas, también en el Naranco. “El Estado islámico entra en las iglesias para cometer asesinatos y dispara a todo lo que ve; los balazos del icono tuvieron lugar en uno de esos ataques; se lo encontraron tirado en la iglesia, en un estado lamentable”, explica Fernández de la Fuente. La labor de ACN se extiende a países como Irak. En su reciente viaje una de las actividades del Papá fue la visita a una iglesia restaurada con la ayuda de la Fundación.

“El icono es como una reliquia de guerra. Pienso que va a tardar en volver”, señala Fernández de la Fuente, que ya se plantea traer a Asturias un cáliz profanado que también recorrerá Estados Unidos.

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