Los responsables de la Consejería de Educación no ven viable la posibilidad de habilitar aulas en espacios ajenos al Instituto de La Corredoria con la finalidad de garantizar la presencialidad de todos los alumnos en las clases hasta que se construya el nuevo centro de Secundaria del barrio, una opción que tampoco convence al equipo docente. Actualmente, el instituto está masificado y la falta de espacio –además de las restricciones por la pandemia– obliga a que muchos estudiantes tengan que quedarse en casa en días alternos o a que algunos grupos tengan que ir al instituto por las tardes. El Principado considera que los espacios que se barajan como alternativa fuera del centro no cumplen con las condiciones necesarias para albergar a los alumnos o necesitarían intervenciones muy costosas para adecuarse. El centro social de El Cortijo y el edificio del mercado, entre otras opciones, no son una solución viable para Educación.

Esa es una de las conclusiones que pueden extraerse de la reunión que mantuvo ayer la consejera de Educación, Carmen Suárez, con el director del Instituto de La Corredoria, Francisco de Asís Fernández Olanda, y la jefa de estudios del centro, Graciela Bances. Es ese encuentro, establecido con el objetivo de comenzar a planificar el próximo curso en La Corredoria, también estuvieron los directores generales de Planificación e Infraestructuras Educativas, Lydia Espina, y de Personal Docente, José Manuel López Guerrero. La de ayer fue la primera toma de contacto de una serie de reuniones que tendrán lugar en las próximas semanas para analizar las opciones organizativas que se podrían implantar durante los dos próximos cursos académicos en el instituto del barrio. Aún es pronto para saber cuál va a ser la solución definitiva, pero la propuesta de la dirección del centro pasa por que la jornada sea diurna –que no haya clases vespertinas– y por que todas las clases sean presenciales.

Y, para eso, la opción con más peso, la que más convence tanto al Principado como al equipo docente, según fuentes consultadas por este diario, es la de instalar módulos prefabricados en el propio patio del instituto para que los alumnos puedan dar clase en su interior. El número de módulos dependería de la evolución de la pandemia y de la ratio que se establezca por aula de cara al curso que viene, por eso el director salió de la reunión con el encargo de elaborar proyectos contemplando diferentes ratios. Fernández Olanda asegura que, de seguir las cosas como están, se necesitarían al menos quince para acoger a los más de mil alumnos que se esperan el año que viene.