El coordinador del libro de Actas del 225 Aniversario de la Fábrica de Armas de Trubia, Toño Huerta, recorrió tras el acto el edificio principal del recinto fabril de la villa cañonera. De la moderna sala en la que se realizó la presentación del libro, pasando por la zona de ingeniería en la que los ingenieros de la factoría diseñan las piezas armamentísticas que siguen saliendo de Trubia y llegando a una biblioteca en la que se guarda una parte importante del patrimonio asturiano del Ministerio de Defensa. La Fábrica de Armas de Trubia, gestionada por Santa Bárbara Sistemas, sigue consiguiendo contratos y mantiene un considerable número de empleos directos, unos 175 actualmente, que se traducen, según representantes de la empresa, en unos 5.000 indirectos.

La Fábrica de Armas de Trubia llegó a la unión del río Trubia con el Nalón a finales del siglo XVIII, para alejar la producción de armamento de la frontera con Francia. A Trubia llegaron numerosos trabajadores vascos que, según explica Toño Huerta, han dejado su legado en un buen número de apellidos de Oviedo, pero también en la toponimia del entorno de la fábrica. Muchos de aquellos trabajadores, dice Huerta, no hablaban castellano y llegaron a Asturias acompañados de curas jesuitas que ejercían de intérpretes.

La Fábrica trubieca convirtió la zona en un motor económico y dio empleo a buen número de trabajadores durante más de dos siglos. De aquello, quedaron las barriadas obreras de la zona y, aún hoy, sigue llenando de actividad una zona eminentemente industrial.

Santa Bárbara está inmersa en el proceso de planificación de los blindados 8x8 “Dragón”. Actualmente, la empresa está comprando las ingentes cantidades de materiales que se necesitan para llevar a cabo el encargo , realizando las inversiones necesarios en sus dependencias y formando a sus trabajadores para cumplir con un contrato en el que se tendrán que sacar los primeros prototipos el año que viene. Desde la delegación trubieca de la empresa aseguran que se está cumpliendo el calendario planeado. El contrato ha garantizado su supervivencia durante un buen puñado de años y ha aumentado su músculo, pero no se conforman. La Fábrica de Armas de Trubia sigue, tantos años de historia después, mirando hacia el futuro y buscando contratos.