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Flores, cumpleaños sublime con la OFIL

El trompetista venezolano borda el estreno de Freiberg en un programa que se abrió con una nueva obra de Guillermo Martínez

Pacho Flores, ayer, con OFIL en el Auditorio. | Irma Collín

Comenzó ayer el nuevo curso de Los Conciertos del Auditorio, ya con el aforo de la sala principal al completo y encaminado a recuperar la normalidad previa a la pandemia, en una edición del ciclo que coincide además con el 30 aniversario de las Jornadas de Piano Luis G. Iberni. Fue el primer concierto de abono sin distancia de seguridad entre los espectadores, que únicamente estuvieron obligados a llevar mascarilla y que llenaron el auditorio en esta primera cita.

El trompetista venezolano Pacho Flores, uno de los intérpretes más destacados del panorama internacional, emocionó al auditorio con su virtuosismo y la facilidad con la que se enfrentó a los conciertos de Haydn y Freiberg.

Esta primera cita del ciclo sinfónico ovetense arrancó con una composición de Guillermo Martínez, “Amanecer en Bonngasse”, que se enmarca en el Proyecto Beethoven que quedó inconcluso el pasado año a causa de las cancelaciones por la pandemia. La obra fue fiel al estilo tan personal de Martínez, que no abandona la tonalidad ni el lirismo de la melodía, que permanece durante toda la obertura sinfónica. El peso recae sobre la sección de cuerda, pero Martínez explora distintas texturas y la percusión adquiere también un papel destacado en lo que al timbre se refiere. Es importante destacar la estrecha cohesión entre el trío solista de violín, cello y piano, que hizo un trabajo camerístico estupendo, con la orquesta. Al término, Martínez salió a saludar en medio de una gran ovación.

La otra obra de estreno de la velada, el Concierto “Historias de flores y tangos”, de Daniel Freiberg, en cuya composición la orquesta Oviedo Filarmonía (OFIL) ha desempeñado un papel importante al comisionarla, puso una nota de ritmo a este primer concierto de la temporada. Es casi una seña de identidad de Flores en sus actuaciones el hecho de interpretar obras contemporáneas o de nueva creación, como hizo ayer en Oviedo. Flores, un titán de la trompeta, que tocó los dos conciertos del programa de memoria, salió a escena bromeando por el número del trompetas que había dispuesto para su actuación. Hizo de la trompeta un instrumento delicado, lleno de matices sonoros. Cambió la trompeta para el segundo movimiento de Haydn, donde primó la expresividad de solista y orquesta, y cambió de nuevo en el tercero. Flores se dirigió al público para explicar que utilizaría una trompeta con cuatro pistones y que además era su cumpleaños. La composición de Freiberg bordea las fronteras entre música clásica, jazz y popular. Es sugerente y evocadora, muy festiva y llena de color, llevando hasta el extremo a Flores, que estuvo sublime. Utilizó la cadencia del segundo movimiento para autofelicitarse su cumpleaños con el apoyo del público. Freiberg se sumó además al piano para tocar “Revirado”, de Piazzolla.

La OFIL cobró protagonismo en la segunda parte, con sinfonía nº 1 de Shostakovich, de la que ofrecieron una lectura precisa, ajustada en tempo, y que dejó aflorar una sonoridad muy poderosa de la orquesta que el público aplaudió con entusiasmo.

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